“To love is to risk not being loved in return. To hope is to risk pain. To try is to risk failure, but risk must be taken because the greatest hazard in life is to risk nothing.”

La ultima de Penelope en NY

Esa noche dormí bien, por primera vez en días.
El lunes me levante temprano y me arregle para ir al trabajo, salí con Marla, quien seguía enojada por no haberle contado nada aun de mi pequeño viaje.
La ignore, aun no era el momento de hablarle de August.
Llegamos 10 minutos antes a nuestra oficina y me senté en mi lugar usual.
Veinte minutos después, todos estaban en la oficina, excepto Penelope, tomando cafés y charlando; yo había decidido comenzar a escribir el Mail de agradecimiento a mi papá por prestarme su cardet.
Media hora después llego Penelope, mirando a todos con superioridad, se sentó a lado de nuestra supervisora, y comenzó a platicarle del día de campo.
Yo estaba tratando de escribir un Mail para August, cuando escuche risas disimuladas de Penelope y Kayla (mi supervisora).
Escuche partes de la conversación:
-... Y entonces ella se pone a bailar con el mejor amigo de el Conde Patrick Rumsfeld East, ese novato al que mandaron. Todo mundo quería ver a Patrick Rumsfeld, pues nadie lo conocía en persona, y todo lo que obtienen es el mejor amigo, que me han dicho, es un mujeriego. Seguro Annabeth ya no lo vuelve a ver.- dijo Penelope dirigiendome una mirada nada disimulada. Las dos rieron por lo bajo.
Me sentí un poco mal por su comentario, aun cuando yo sabia que lo vería en Delmonico's el sábado.
Una hora mas tarde todo mundo sabia quien había sido mi pareja de baile, y que el era un mujeriego.
No quise cansarme en debatirselos, así que me concentre en lo mío.
A la hora del almuerzo el jefe de nuestro departamento salió de su oficina y nos dijo que no nos fuéramos a comer porque vendría alguien importante a checar nuestro trabajo.
Nos sentamos todos malhumorados.
Quince minutos después entro la vicepresidenta de la compañía, a checar a todos.
Algo cansada pregunto a todos:
-Presten atención, me han mandado a buscar a Annabeth Jones, ¿trabaja a aqui? O ¿Saben donde se le podría encontrar?- todos me miraron y yo dije débilmente:
- Esa soy yo- estaba completamente asustada porque era algo serio que te hablara la vicepresidenta.
- ¡Gracias a Dios!- respondió aliviada.
Salió por la puerta y mientras volvía a entrar le decía a alguien que la acompañaba:
- Perdone usted pero es que siendo una empresa tan grande es imposible conocer a todos sus empleados, aqui esta- le dijo a su acompañante, mientras le abría la puerta para que entrara.
- Gracias Rose.- dijo una voz que reconocería en cualquier lado.
Me puse completamente rígida y feliz, cuando lo vi entrar.
Llevaba una camiseta roja y azul con una chaqueta de cuero negro, zapatos negros, pantalones de mezclilla oscura a su medida y para completar el look, unos lentes ray ban. Su pelo rubio tenía un corte moderno y su piel tenía un bronceado perfecto, el había aprovechado mejor su domingo.
Todas las mujeres suspiraron al verlo, incluida yo.
Busco entre todos en la oficina y encontró a Penelope.
Christopher se quito los lentes y los puso adentro de su chaqueta, completamente relajado,mientras todos lo seguían mirando embobados.
-¡eh tu eras la host!- le dijo de pasada tratando de localizarme.
Ella estaba a punto de responder cuando Christopher me avisto.
Una sonrisa ilumino su rostro, logrando que mi corazón parara por un momento .
-Annabeth, eres la mujer mas difícil de encontrar que he tenido el placer de conocer.- dijo galantemente mientras se dirigía a mi escritorio. Todas las miradas lo seguían.
-Según yo nos veríamos hasta el sábado, o ¿es que Grace me extraña demasiado?- le dije sonando mas relajada de lo que estaba.
- Los dos te extrañamos, pero vine solo porque yo siempre tengo la ultima palabra- me dijo desaprobatoriamente.
Me reí de eso, yo había tenido la ultima palabra aquel día con mi "jugada"
-¿Ya saliste a tu almuerzo?- me pregunto mientras miraba a su alrededor.
-No, alguien va a venir a supervisar todo y...- le comencé a platicar pero el hizo un ademan con la mano, mostrando que eso no era importante.
- Una excusa que hice para que todos se quedaran en la empresa y así poder encontrarte.- me dijo viendome a los ojos.
Me quede pasmada al pensar en lo que tuvo que haber hecho para lograr encontrarme.
El sonrió satisfecho al ver mi expresión.
Giro en redondo y dijo en voz alta a todos:
-Ya se pueden ir a almozar.- con una sonrisa que hizo que todos se quedaran en sus asientos, despues del shock que les produjo verlo sonreir y hablar, todos se levantaron y se fueron saliendo lentamente, lanzandonos miradas furtivas.
Penelope se quedo hasta el ultimo con Kayla (que la miraba asustada), Penelope la miro friamente a los ojos, asustandola aun mas, y se dirigio a nosotros.
-Antes de que me vaya, no puedo evitar venir a invitarlos a la fiesta que voy a hacer por el cumpleaños de Kayla, el sabado por la noche y...- dijo Penelope coqueteandole a los ojos. Christopher parecia aburrido y ligeramente altivo.
-Tengo que pararte alli mismo.- le dijo interrumpiendola.- yo no te conozco, pero Beth tal vez si. ¿Vas a ir Beth?- me pregunto ligeramente divertido por la situacion.
-Ni de coña.- respondi enojada. Christopher se rio a carcajdas.
-No le caes bien a Beth, y cualquier enemiga de Beth es enemiga mia.- le dijo viendola enojado.
Ella estaba enojadisima con los dos, pero mas conmigo.
Yo sabria muchos años mas tarde. que ella se vengaria de nosotros por eso.
Por eso solo empeore su situacion diciendole:
-Ademas, ¿Quien en su sano juicio iria a una fiesta organizada por una persona que usa bolsas falsas de Hermes?- le dije, aquello la enfado mas que lo que habiamos dicho antes. Yo supe hasta mucho despues que ella nos ayudaria, vengandose de nosotros. Asi que aun ahora, años despues, no le reprocho nada.
Solo nos falto reirnos malvadamente.
Ella se fue con la dignidad que le quedaba,, y nunca volvio a Nueva York, la vi muchos años despues en Londres, pero esa es otra historia que contare despues.
Minutos despues, cuando la desgracia de Penelope dejo de ser graciosa, nos fuimos a un brunch con Grace, me di cuenta de que Christopher se ponia nervioso al estar conmigo, pero no timido. Ambos sabiamos que tendriamos tiempo de hablar de lo del mensaje el Sabado por la noche.
Que equivocada estaba.

Té & Leche

Me quede callada viendolo. Después de unos minutos que parecieron horas, August calmo su respiración y se dio media vuelta, dejandome sola en el umbral de la puerta.
Tome eso como una señal de invitación a su casa, y entre lentamente.
La casa por dentro era una maravilla, todas las paredes tenían diferentes tonos de azul, el color favorito de August, y en las paredes había pinturas en tonos beige y verde. En vez de patio la casa terminaba en la orilla de la playa, afuera había camastros de madera gastados por el ambiente húmedo y frío de South Hampton.
Seguí a August a través de una puerta de madera oscura con cristales verdes a la cocina.
El recorrió bruscamente un banco blanco de madera que estaba pegado a la mesa de mármol blanco en medio de la cocina. Tome esto como una invitación a que me sentara y así lo hice.
Se dirigió a la alacena y saco bolsas de te, una tetera, leche, limón, azúcar y finalmente dos tazas. Puso a calentar el agua en la estufa y se le quedo viendo a la tetera una buen rato, evitando mi mirada consternada.
Aproveche esta oportunidad para echarle un vistazo.
Vestía unos pantalones de pijama y una camiseta negra ajustada de algodón. Tenía el pelo chino alborotado, parecía que acababa de levantarse. Sus hombros estaban rígidos y su piel estaba bronceada. Era el mismo August que parecía modelo griego, pensé con felicidad al ver que no había cambiado nada.
La tetera comenzó a silbar y se relajo automáticamente; sirvió dos tazas de te , les agrego leche, limón y azúcar, y se sentó enfrente de mi suspirando mientras lo hacia.
Tome mi taza con la dos manos distraídamente y estaba a punto de tomar un pequeño sorbo cuando el se paro bruscamente y me la quito de las manos.
- ¿Estas loca?- me dijo en voz alta - Eres intolerante a la lactosa, por Dios Annabeth, ¿Tengo que acordarme siempre yo?
Solo por el simple hecho de que me llamara por mi nombre me hizo sonreír.
El gruño al ver mi sonrisa y me preparo otra taza, sin leche esta vez.
- No todos te van a recibir como yo Anna. Ni Leonard ni Anne Lise han olvidado, y cada vez que nos encontramos de casualidad, tu eres tema taboo.- me dijo con marcado acento griego.
- Lo se pero no estoy dando visitas a los fantasmas de mi pasado, necesitaba hablar con alguien que supiera todos mis secretos.- le dije mirando mi taza fijamente, esperando a la pregunta que haría.
- No conozco todos tus secretos, solo se que algo paso entre tu y Leonard, Anne Lise se enojo con todos y todos desde entonces no hablan de ti.- me dijo viendome seriamente con sus ojos azul mar.
- Todavia no estoy lista para hablar de ese día- le respondí nerviosa mirandome los pies. El se me quedo viendo un rato y al final dijo:
- Lo puedo imaginar. ¿Como y Porque estas aqui?- me pregunto después de unos minutos de silencio incomodo.
- Tu papa me mando una carta donde me decía donde estabas. Yo quería saber donde estabas tu, Anne Lise y Leonard, así que les pregunte a sus padres. Tu papá me respondió pero los padres de Anne Lise y de Leonard no me contestaron.- le respondí viendo al mar por la ventana, recordando los extraños meses después de el incidente.
- A mi papa siempre le caíste bien.- me respondió distraído.
Sonreí al escuchar esto, era cierto.
-Pero aun no me has contestado, ¿Porque?- me pregunto viendome directamente a los ojos.
Tratando de evitar sonar como un cliche comenze:
-Conoci a alguien y me recuerda mucho a ustedes, sobre todo a Leonard. Pero no quiero decirle nada de mis secretos porque si se los digo, me sentiria fatal.- le dije cohibida, al exponerme de ese manera.
-Empieza desde el principio.- me respondio con curiosidad, dandole un largo sorbo a su te.
Le conte todo, desde el dia en que lo conoci (lo que recordaba, al menos) hasta el dia de campo.
El asentia comprensivamente en los momentos adecuados, e incluso se rio a carcajadas al escuchar mi relato y descripcion de Grace.
Llegue a la parte donde le platique de como Marla me había descubierto por mis llamadas a Paris el 13 de Marzo.
August se puso completamente rígido, pero yo continúe.
Al terminar el se levanto y viendome con una mirada que no pude descifrar me puso los brazos en los hombros y lentamente me abrazo.
Sin querer, las lagrimas comenzaron a correr por no rostro, había extrañado a August mas de lo que había pensado.
El noto que lloraba y puso su barbilla en mi cabello, evitando mi mirada de nuevo.
-Lo siento, lo siento, lo siento..- me repitió en voz baja y melancólica por varios minutos hasta que los dos nos quedamos callados.
El cielo se había nublado mientras nos habíamos abrazado.
El me soltó lentamente, y note lo rígidamente que yo lo había estado abrazado.
Me miro a los ojos y giro hacia la cocina para lavar las tazas.
Esto me sorprendió, pues el August que yo conocía jamás lavaba mas que sus propias manos.
- Has cambiado.- le dije como un hecho, no como una pregunta.
- Ustedes nunca me juzgaron, y yo realmente creía que lo que hacia estaba bien, luego todo mundo se separo yo me quede solo sin amigos, comencé a buscar mas amigos y nadie me juzgaba pero me decían que a veces me comportaba como un imbécil, cuando lo comprendí, trate de cambiar.
Así he estado los últimos años, sigo siendo el mismo pero mejorado.- me dijo con un guiño.

Así estuve platicando con el tres horas mas.
Le conté de mi trabajo, de Penelope, de las noticias de mi papá, etcétera.
Al final el no me había contado nada de el; se lo comente y el me respondió:
- Es para tener un tema de platicar la próxima vez que nos veamos, te voy a visitar a tu casa.- me dijo sonriendo. Una vez que obtuve su promesa de que me visitaría, me despedí.
Lo bese en la mejilla, y lo abraze.
Llego un taxi, al que el había hablado, y me subí. Cuando lo voltie a ver su expresión me dejo ver que esto no había terminado aun.
Llegue a mi casa dos horas después exhausta y contenta.
Marla me esperaba enojada en la entrada del elevador.
- ¿Donde estuviste todo el día?- me pregunto enojada.
- Con un amigo que vive en South Hampton.- le respondí honestamente.
-Ahh Ok, me hubieras avisado.- me respondió menos enojada al ver que no mentía. Nos subimos juntas en el elevador. Yo estaba muy feliz pero calmada, ella echaba humos porque sabia que algo había pasado para cambiarle de humor.
Llegamos al departamento y me dijo:
- Talvez no confíes en mi, pero el 13 de Marzo se acerca...- me dijo.
Voltie sonriendo, y le dije:
- Ya voy a tener para esa fecha, a alguien con quien compartir mis penas.- seguí mi camino sonriendo confiada a mi departamento.

South Hampton

Me desperte a la mañana siguiente un poco desorientada. Me levante y me acerque al espejo que tenia a lado de mi cama.
Una Annabeth con los ojos rojos me devolvio la mirada.
En un dia corriente mis ojos se veian de un color azul grisaceo. Y mi piel que siempre parecia bronceada me hacia parecer una mujer que tenia antepasados alemanes y griegos pero por el momento estaba tan palida que parecia un mimo mal pintado.
Me meti al baño a darme una ducha caliente, me puse el shampoo y distingui el olor de lavandas.
Sonrei, a un cuando las lavandas me recordaban cosas feas, tambien me recordaban cosas buenas.

12 de Marzo del 2006

Llegue a la fiesta tarde. Ni siquiera me moleste en ir a la misa. La pequeña Cecile era catolica, y habia querido que oficiaran una misa para su boda.
El mar de las islas griegas se veia rojizo y anaranjado a estas horas de la tarde, en unos minutos el sol se pondria y el mar nos mostraria un hermoso atardecer.
Camine decidida, no habia tomado ni una gota de alcohol, busque por todas partes bajo los grandes toldos blancos que cubrian a los invitados en la orilla de la playa.
Encontre a Leonard y Cecile en la mesa principal. Enojada me acerque a ellos a pasos largos, cuando alguien me detuvo. August.

-¿Que estas haciendo?.- me pregunto en su acento griego.
-Saludo a los novios.- le respondi sarcasticamente.
-No hagas esto, no los ves, se aman. ¿Enserio quieres arruinar el mejor dia de su vida? ¿De tu mejor amigo?.- me pregunto mirandome a los ojos.
-No, no le puedo hacer eso.- le respondi enojada y desanimada. No porque realmente lo creyera sino porque August era para mi como Jesus habia sido para los judios, una guia que siempre me decia como hacer lo correcto.
No porque el fuera un santo sino porque el pensaba igual que yo, y cuando mi mente estaba demasiado nublada por mis sentimientos, el me sacaba de mis problemas.

-Ugh, odio el olor a lavandas.- le dije tratando de cambiar el tema, pues toda la fiesta esta cubierta de lavandas.
-Leonard las ama.- me respondio simplemente.
-Asco.- le dije fingiendo que vomitaba.
-¿Quien eres y que has hecho con Annabeth?- me pregunto horrorizado.
-¿Demasiado infantil?- le pregunte amargada.
-Hablando de infantilezas... mira Leonard contrato bailarinas de ballet. Justo lo que te gustaba hacer cuando eras pequeña.- me dijo señalandome con un dedo a unas bailarinas vestidas de blanco bailando en la playa.
Me quede embelesada. No podia apartar la vista de algo tan hermoso.
Eran seis bailarinas vestidas de blanco y en medio bailaba una con un vestido color lila, inmediatamente cuando ella estuvo en el puesto principal unos esparcidores soltaron un perfume de lavandas con freesia.
Fue en ese entonces cuando ame el olor y el color de las lavandas.
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Era a August a quien iba a ir a visitar en Nueva York. Habia recibido un año atras una carta de su padre que me decia que el se encontraba en South Hampton, en una casa de verano, despues del incidente del 13 de Marzo se habia hartado de viajar tanto y habia decidido quedarse en un solo lugar; y que mejor lugar hay para descansar que Hamptons Bays.

Me arregle concienzudamente, me maquille y me puse un lubricador en los ojos para que se vieran normales. Desayune rapidamente unas magadalenas, me limpie la boca y abri la puerta lentamente para no despertar a Marla. Pero el esfuerzo fue innecesario pues ella habia dejado una bufanda colgada en la puerta, lo que significaba que no se iba a despertar hasta tarde por la culpa de un chico.

Agradeci mi buena suerte y sali corriendo por un taxi. Llegue media hora despues a la central de trenes y tome el primero que saliera a Hamptons Bays, o al menos a un lugar cercano.
Despues de casi dos horas de viaje llegue a la ciudad, tome un taxi y unos minutos despues llegue a South Hampton y lo primero que pense fue que era de verdad lo que me habia dicho Leonard una vez:
"Cuando vas a South Hampton lo primero que piensas es: Esto parece una pelicula de desastres quirurgicos dirigida por Donatella."
Camine por las calles cercanas a la playa, buscando la calle que me llevaria a la casa de August.
Cuando por fin llegue a la casa numero 41, supe que habia llegado al lugar.
La casa de August tenía su sello personal griego. Su casa era completamente hecha de piedra, con muchos ventanales y un color azul marino en las paredes, un porche protegía la casa en los dos pisos con madera oscura.
Subi las escaleras y toque la puerta lentamente con los nudillos.
Se escucharon pasos en la casa, acercándose a la puerta.
Tome una gran bocanada de aire y la puerta se abrió súbitamente.
August se me quedo viendo en shock y enojado me dijo:
-¿Que demonios haces aqui?

Recuerdos

Llegue a mi casa completamente en piloto automatico. No estaba en shock, era imposible, habia hecho esa jugada miles de veces, habia besado a muchos chicos, habia ido a muchas citas. Era imposible que estuviera nerviosa. Era otra cosa completamente. Pero no podia de dejar de pensar en Christopher.
A pesar de que mi mente me decia que pensara en como resolver las cosas acerca de mi secreto con Marla.
Ella no lo debia descubrir, jamas.
Me acerque a la ventana a ver a la ciudad. Me gustaba hacer eso en Nueva York, a estas horas de la noche las torres de los grandes rascacielos estaban completamente iluminadas, creando un contraste con el cielo oscuro que era realmente asombroso.
Me quede embobada, olvidando completamente mis alrededores, sumergiendome sin querer, en recuerdos que eran mejor no recordar.

30 de Noviembre del 2004

Me tambalie en medio del pasillo y casi cai al suelo cuando dos manos fuertes me sujetaron por las costillas. Comenze a reirme histericamente, estaba de muy buen humor, o tal vez era el bourbon y el champgne combinados.

-�Donde estamos?- le pregunte a mi heroe.
-�Monte Carlo?- me respondio Leonard riendose, mientras me ayudaba a levantarme.
-�Es eso una pregunta o una respuesta?- le pregunte, y su cara de desconcierto hizo que estallara en una carcajada de nuevo.
- Talvez es Amsterdam. Lo unico que se es que el cuarto es el 105.- me respondio.
- �En eso es en lo unico que piensas?- le pregunte seductoramente.
- Solo pienso en ti, es demasiado cansado, pensar en una sola persona todo el tiempo. Casi no me deja pensar en esto.- me dijo besando mi cuello lentamente.
- Leonard, Anne Lise va a llegar en cualquier momento.- le dije volteando a todos lados, como si la fuera a ver en los alrededores. Pero estabamos solos.
- Bah! Que se duerma en el sofa.- me dijo besandome aun mas, recorriendo con sus dedos mi pelo.
-Okay.- le respondi sonriente.- Pero yo no voy a recibir su sermon ma�ana- le dije mientras corria hacia la habitacion, feliz de estar con alguien tan perfecto.
-�Con que pensabas abrir la puerta cari�o?- me pregunto Leonard mirandome profundamente con sus ojos grises. Me perdi en ellos, si es que se podia estar mas perdida, en aquellos ojos que recordaban a las tardes de lluvia en Paris.
-No lo pense.- le dije embobada. Que guapo estaba con ese sueter gris, y esos pantalones negros, olia tan bien, una colonia deliciosa.
-Claro que no swetie. No puedes ni pararte, se va a tener que posponer la noche.- me dijo sonriendo, mientras introducia la tarjeta del hotel en la puerta. La abrio y una vez adentro me cargo.
- �Que haces? Pense que se iba a posponer la noche.-le reproche sonando como una ni�a mimada. Llegamos a la habitacion y me acosto en la cama suavemente. Destendio la cama y me cubrio con las sabanas y las colchas. Toda la habitacion parecia sacada de una pelicula victoriana.
-Lo unico que haremos esta noche es dormir swetie .- me dijo sonriendo. Se inclino, me beso en la frente y se sento del otro lado de la cama matrimonial. Se quito los zapatos, los calcetines, el sueter, hasta quedar solamente en su camiseta blanca y sus pantalones negros. Se cobijo, apago la lampara y se recosto en su almohada.
-Te amo Annabeth, desde que eramos dos ni�os que jugaban a aventarse arena en Los Hamptons. Desde entonces.- me dijo sonriendo, besandome de nuevo.
-Yo tambien te amo Leonard.- le dije sonriendo, mientras veia como el cansancio le ganaba, y sus ojos grises se cerraban lentamente.
- Siempre te amare Leonard.- susurre cuando estuve segura de que el ya estaba dormido.
-Yo tambien swetie.- me respondio entre sue�os.

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27 de Febreo del 2008 (ACTUALIDAD)
No deberia estar pensando en eso. Era mi pasado, mi secreto.
De los tres amigos que habia tenido era Leonard en el que menos podia pensar, porque una vez que empezara a recordarlo, no iba a poder parar.
Lo habia nombrado hoy, a Marla, sin pensarlo.
Leonard habia sido el unico con el que habia estado enamorada. Despues y antes de el, el amor habia sido un concepto fantasioso y extra�o. Hasta ahora, con Christopher.
Mire mi reflejo en la ventana de mi habitacion.
Cuanto habia cambiado en tan poco tiempo.
Debia de dejar pensar en Leonard, y la unica manera era pensar en los momentos malos que habia pasado con el; doleria mucho pero por lo menos, pensaria en otra cosa.

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20 de Diciembre del 2005
Madrid, Espa�a
-Creo que deberiamos romper.- me dijo Leonard seriamente. La gente pasaba a mi lado, sin darse cuenta de que una crisis me estaba ocurriendo.
Lo mire sin entender, y cuando vi que sus manos tenian un poco de tierra, me enfureci.
-�Fuiste a verla otra vez verdad?-le dije tomandole las manos abruptamente, sacudiendolas enfurecida.
El no se asusto, me miraba preocupado.
-�Estuviste en el bar del hotel verdad?- me pregunto tomandome las manos que me temblaban del enojo.
-A ti que te importa.- le respondi aguantando las lagrimas.
Leonard suspiro y busco algo en su chaqueta. Saco una caja peque�a, para anillos.
Me la mostro con una mirada triste y me dijo:
-Esta era para ti, lo compre hace dos a�os cuando estuvimos en Sudafrica. Pero cuando estaba a punto de dartelo y hacerte la pregunta en lo unico que pensaba era en como extra�aba como eras antes de que tu madre se fuera, o lo mucho que extra�aba poder platicarte de todo lo que me pasaba. Fue cuando descubri que lo unico que queria era a mi amiga.- me dijo tocando mi brazo, hipnotizandome con esos ojos que siempre habia amado.- Trate, te lo juro. Han pasado dos a�os y aun no puedo amarte como quieres que te ame.
-�Por eso andas con esa maldita asquerosa?- le pregunte de nuevo iracunda.
-No le hables asi a Cecile.- me dijo severamente.
Lo observe tratando de calmarme. Fue entonces cuando identifique el olor que tanto me tenia molestando. No era la colonia que el usaba, era lavanda.
Recorde que el me habia dicho que el lugar perfecto para pedir matrimonio era en un campo de lavandas.
La sangre huyo de mi rostro. Le arrebate la caja y la abri, solo para ver que el anillo que debia estar alli, no estaba.
-�Le....le has pedido...?- le pregunte atragantandome con un nudo que se estaba formando en mi garganta.
Leonard asintio levemente, mientras me quitaba la caja lentamente. Mirandome compasivamente.
-La conoces de hace poco, me estas bromeando.- le respondi histerica, negando lo que tenia ante mis ojos.
-Te conozco a ti desde hace mucho y no te pude pedir matrimonio. Yo amo a Cecile. Desde el momento en que la conoci.- me dijo con la voz de un hombre perdidamente enamorado. Se guardo la caja en su chaqueta y se levanto.- Espero que puedas ir a la boda va a ser en Marzo, te digo luego cuando lo decidamos.
-No, no Leonard. No me hagas esto, hare lo posible. Porfavor.- le dije tomandole las manos histericamente, suplicandole.
- Te quiero Annabeth.- me respondio simplemente besandome la frente.
Camino hacia la calle sin mirar hacia atras.
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ACTUALIDAD

Comenze a llorar por una herida que pense que ya habia cerrado. No estaba enamorada de Leonard, lo habia superado. Pero el recuerdo de Marzo del 2006 me acechaba. Y solo habia una persona en Nueva York con la que podia hablar de ese recuerdo, pues el 13 de Marzo se acercaba y si queria que mi relacion con Christopher continuara, tenia que superar ese recuerdo tan lamentable.

La jugada

Algunas personas se me quedaron viendo, extrañadas.
Las ignore, tenia demasiado en la cabeza como para preocuparme en lo que pensaba la gente.
Busque entre la multitud, buscando a Marla.
La encontre justo a un lado del lago sola, tomando una bebida.
Corri hacia ella cuando escuche que alguien gritaba entre el ruido de las voces de los demas.

-¡Annabeth!- me encogi y camine mas rapido, reconocia esa voz perfectamente.

-Marla- dije en voz alta cuando estuve mas cerca.

-¿Annabeth? ¿Y ese vestido?- me dijo sorprendida.

-Necesito irme. Ahora.- le dije nerviosa, volteando continuamente sobre mi hombro para ver que no me habian encontrado aun.

-Calmate, ¿Que ha pasado?- me pregunto tranquilamente poniendo una de sus manos , pues la otra tenia un martini de manzana, sobre mis hombros, tratando de calmarme.

-Te lo explico en el departamento, pero ahora me tengo que ir.- le dije desesperada.

-No, estas demasiado preocupada...- me dijo viendome a los ojos, preocupada.

-Okay si tu no me vas a sacar, me ire yo.- le dije quitando su mano rapidamente. Me dirigi hacia la puerta de la entrada, corriendo.
Mientras corría busque en todas partes una señal de que Christopher me había encontrado, pero cuando lo encontré entre la multitud vi que estaba buscando cerca de la casa, lo que me daba suficiente tiempo para llegar a la entrada, subir a un taxi e irme a Nueva York lo mas rápido posible.

Sentí que alguien me jalaba la mano, asustada voltie, para ver que era solo Marla.

-Ya se que pasa, algo te recordó lo que te paso el 13 de Marzo.- me dijo preocupada.
Voltie a verla con cara de shock.

- ¿Como sabes de eso tu?- le pregunte atónita.

- Cada año el 13 de Marzo te encierras en tu cuarto a llorar y a hablar con un pariente que se que no es tu papa, lo se por la clave del numero, se ahora que es de Paris, pero nada mas, lo juro.- me dijo seriamente.

Yo no sabia que responderle. Jamas pensé que ella sabría de eso. Incluso la prisa de irme se había ido

- Oh dios mío. ¿Es ese Christopher?- me pregunto Marla olvidando por un segundo la seriedad del asunto.

-¿Ya me encontró?- le pregunte desdichada.
- Viene para acá.- me dijo voltiando hacia otro lado para disimular que estábamos hablando de el.

- Annabeth.- me dijo tratando de recuperar el aliento. Poniendo una mano en sus costillas.

- Christopher me tengo que ir, Marla me estaba diciendo que Laura, una amiga de nosotras se enfermo.- mentí, sin ver la reacción de Marla.

- ¿De que se enfermo?- me pregunto curioso.

-De... Una gripa... Eh... Influenza, si, le dio influenza.- le dije triunfante por haber podido acordarme de una enfermedad. Sin embargo por su cara de incredibilidad, sabia que no lo había engañado.

- Asi que eres de las que se escapan. Solo te mencione que habias leido un mensaje y huiste. Yo solo queria ver tu reaccion, y tu te fuiste corriendo. No me importa que leas mis mensajes, pero ese era de mi hermana.- me dijo, aun un poco asfixiado.

- Deberias molestarte, no somos nada tu y yo.- le dije suavemente, aceptando la realidad. Eso era algo que la antigua Annabeth diria, estoy segura.
Christoper me miro herido por un segundo y luego sonrio burlonamente.

-En eso tienes razon Beth.- me dijo sarcasticamente. Se voltio rapidamente y se fue caminando hacia la gente.

-Annabeth, ¿Enserio te vas a quedar alli parada?- me dijo Marla incredula detras de mi.

-No pero es que...- sabia muy bien que correr hacia el era solo una señal de que yo estaba desesperada. Asi que decidi hacer una jugada que no hacia desde hace mucho tiempo, una jugada que me habia enseñado Leonard, que funcionaba siempre.

Corri hacia el, que estaba justo en el jardin junto a la alberca, donde lo habia encontrado por primera vez.

-¡Christopher!- le grite sin aliento.

El voltio rapidamente, y antes de que reaccionara, me acerque, lo tome por el cuello para que estuviera a mi altura, y lo bese. El primero se quedo inmovil, pero despues de unos segundos me respondio entusiasticamente.

Me aparte rapidamente, sonrei y le dije.

-Te veo el viernes en Delmonicos a las 8, sunshine.- le guiñe el ojo y me fui rapidamente a la entrada donde me esperaba Marla con los ojos abiertos de par en par. Lo habia visto todo.

-¿Que fue eso?- me dijo atonita.

-La jugada de Leonard.- le dije con una sonrisa triste.

Queias de Baudoneon

Y una carcajada maliciosa interrumpio mis pensamientos. Una bien conocida carcajada.
Penelope.
Estaba junto a uno de los jefes juniors (personas que era dueñas de grandes empresas antes de los 30) y me volteaba a ver mientras los dos reian.
Mientras, Christopher hablaba con Grace y unos muchachos, era imposible que me incluyeran en la conversacion y parecia que estaba sola en la fiesta, con un vestido que no era mio.
No podia estar aqui, tenia que buscar la forma de no verme tan ridicula.
Busque a Marla por todas partes pero no la encontraba.

Estaba buscando detenidamente a Marla, asi que no note como Penelope se acercaba a mi lado con un monton de compañeros y gente que yo no conocia.

-Querida, si no te conociera, juraria que no invitas a NADIE porque eres demasiado ecologica. Y no quieres que gastemos tanto papel.- me dijo sonriendo mientras se reian levemente o tosian los demas.

Yo desesperada busque ayuda en Christopher pero el seguia hablando con sus amigos, Grace me sonrio, talvez pensando que estaba hablando con un monton de amigos. Ingenua.

-Tu papa no te puso atencion de niña y por eso te metes en cosas que no te importan... querida.- le dije sonriendo sarcasticamente, pero aunque ella se quedo paralizada por mi comentario, no me sentia segura aun.

-No proyectes tus problemas en mi querida, y no te enojes conmigo, yo solo platico contigo un rato, ya que no te vimos en toda la tarde desde que llegaste. ¿Fuiste a la farmacia por tu medicina?- me dijo mientras me ponia su mejor cara de inocencia y lastima.

-No pero si quieres puedo ir por tu Valium, oi que se te habian acabado.- le dije sonriendo lastimeramente.

-Ya basta de la platica sin sentido, solo venia a preguntarte donde estuviste toda la tarde, nos preocupamos todos, incluso Daniel.- me dijo curiosa pero altanera.
Despues de pensarlo por unos segundos, decidi decir la verdad.

-Estuve con unos amigos, Christopher y Grace.- les dije señalandolos. Ellos seguian en si platica sin darse cuenta de que alrededor de 15 personas los estaban viendo.

-¿Ah enserio? Los he visto por ahi, pero no parecen que son de otra compañia.- me dijo realmente curiosa de saber quienes eran.

-No son dueños de ninguna compañia, son los amigos de el dueño de la casa. Vimos una pelicula.- les dije inocentemente, sin esperarme para nada su reaccion.
Todos comenzaron a reirse a carcajadas.
-¿Tu en la casa Annabeth? Antes te creo que vas a ir al baile del anochecer.- me dijo muriendose de risa junto con los demas.

-Tambien voy a ir al baile.- les dije sin pensar en lo que decia, provocando otra ronda de carcajadas.

-Para que no te humilles mas nos vamos ya Annabeth.- me dijo Penelope mientras se daba la vuelta riendose con los demas. Algunos de es grupo se juntaron con otros, y en menos de 15 minutos todos sabian que habia dicho y como me habia puesto en mi lugar Penelope. Todos me veian, se reian e incluso decian cosas como:
"Es increible que su papa sea tan famoso y ella tan..." y cosas por el estilo. Yo estaba a punto de llorar.

Justo cuando iba a empezar a caminar a la salida los amigos de Christopher se despidieron, y Grace y Christopher caminaron hasta donde yo estaba. Ha! Ahora que ya nadie me miraba ellos me hablaban.
- Ya casi va a empezar el baile.- me dijo Grace sonriendo, mientras se daba la vuelta y se mezclaba rapidamente entre la multitud.

Christopher se puso a mi lado, pero retirado, sin decirme nada. Yo ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Ya queria que este dia se acabara, me sentia tan humillada.

-¿Que te pasa? ¿Porque tan callada?- me pregunto sonriendo.
-No es nada. ¿A que hora empieza el baile?- le dije señalando la pista que estaban poniendo en cerca del lago.
-En unos minutos. Hey, si realmente te incomodo lo de la etiqueta, no lo vuelvo a hacer.- me dijo mientras se pasaba la mano por la nuca, incomodo.
-No eres tu...- le dije tratando de enmendar mi comportamiento.
-¿Soy yo?- dijo terminando mi frase.
-No una compañera de el trabajo que me fastidia.- le dije buscandola con la mirada. La encontre cerca de una tarima de presentador.
-Es esa de alla.- le dije señalandola.
-¿La host?- me pregunto.
-¿Ella va a estar en el baile?- le pregunte fastidiada.
-No, solo va a decir unas palabras de agradecimiento y luego los musicos van a comenzar a tocar.- me dijo señalandome a un grupo de hombres que tenian violines, guitarras y teclados, y una mujer con un vestido rojo que tenia en la mano un microfono. Seguro ella era la cantante.
Penelope se puso atras de la tarima de presentador, se arreglo el pelo, me busco y me sonrio maliciosamente y se acerco al microfono.

-Buenas noches a todos, de parte del Conde Patrick Rumsfeld East, se les desea una gran noche, una hermosa velada y un gran baile. Y ahora para abrir el baile, el Sr. Christopher Duncan y su pareja.-
Todos comenzaron a buscar a Christopher, y algunos que lo conocian lo miraban directamente y comenzaban a aplaudir. Christopher se me acerco lentamente y me tomo de la mano.
-Ya es hora.- me dijo, sonando nervioso por primera vez.
Caminamos hasta el centro de la pista, y nos quedamos parados, mientras nos veiamos a los ojos, esperando a que comenzara la cancion.
Penelope al ver a mi pareja, camino furiosa hacia los musicos a decirles algo, me voltio a ver con cara de odio y me sonrio sarcasticamente. Y la entrada de la cancion Queias de Baudoneon comenzo. Esa era una cancion muy compleja de tango.
Y juro que estuve a punto de arrodillarme y dar gracias al cielo por las clases de danza que tanto amaba, pero no estaba segura de si Christopher sabria bailar el tango.
Di unos dos pasos y tome su mano izquierda, el enseguida me tomo por la cintura.
-¿Christopher sabes bailar tango?- le dije tratando de no mover los labios.
-Me enseñaron hace unos años, ¿Tu sabes?- me pregunto incredulo mientras movia un poco los pies.
-Si.- le respondi un poco ofendida. Y comenze a bailar, tratando de imaginar que estaba sola en un studio, y no en un lugar lleno de gente con la que trabajaba. Y mientras me dejaba llevar por el ritmo de la musica pude sentir que Christopher si sabia bailar tango.
Cuando termino la cancion todos los demas aplaudieron, la jugarreta de Penelope no le habia servido de nada.

-¿Ya estas mas calmada?- me pregunto acercandose a mi oido mientras una musica mas lenta comenzaba, y varias parejas comenzaban a bailar en la pista.
-Si estoy mucho mejor.- le dije sonriendo.
-Me debes un secreto.- me dijo viendome seriamente a los ojos.
-Y eso ¿Por que?- le pregunte extrañada.
-Porque tu sabes uno mio- me dijo con la voz baja.
-Yo no se nada de ti- le respondi un poco dolida.
-Entonces me puedes explicar porque mi celular dice que lei un mensaje de Grace cuando nunca lo habia leido.- me pregunto un poco enojado.
El color se dreno de mi rostro al saber que habia sido descubierta. Y sin pensarlo dos veces solte sus manos y corri a la entrada, pues sabia que no importaba cuanto me gustara, jamas podria decirle mi secreto. Decirlo en voz alta lo haria demasiado real.

Azul

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Cuando me termine de maquillar con ayuda de Grace, por fin abri el empaque del vestido que tenia un vestido hermoso de color azul que busque luego en internet, y el unico que encontre, que se parecia mas o menos due este:

El caso es que era azul y estaba hermoso. Me encanto, y con el maquillaje de Grace y unos zapatos dorados me veia muy bien.
Al salir Grace me dijo que esperara en la sala en lo que Christopher salia de su cuarto y ella se arreglaba.
Y ahi llego un momento crucial en esta historia; podia irme, mandarles el vestido despues y no meterme en una historia de secretos y suspenso, o podia quedarme, bailar, desmentir lo que habia dicho Penelope e irme a mi casa con una sonrisa boba en la cara.
La vieja annabeth seguramente habria elegido la primera opcion, sin gastar su tiempo en hombres con problemas, pero habia cambiado y obvio elegi la segunda opcion.

Me sente cuidadosamente en el sillon de la sala, esperando a que los dos salieran. Cuando escuche el ruido de una puerta abrir y volver a cerrarse.
Era Christopher saliendo de su cuarto, que estaba distraido y concentrado a la vez tratando de ponerse una corbata, con demasiada dificultad.
No sabia si reirme de su cara de preocupacion por como ponerse,  o quedarme embobada por como sin darse cuenta irradiaba inocencia, sensualidad, personalidad, arrogancia, misterio e inteligencia, todo sin que fuera planeado, era algo que supongo lo tenia desde su nacimiento o habia tardado años en pereccionar.

Opte por la segunda de nuevo pues el traje negro, que yo usualmente describia como "pinguinos burocratas" a todos los que los usaban, le quedaba perfectamente, solo que el en vez de usar un moño usaba una corbata con colores gris, blanco y negro que hacian por alguna razon que sus ojos se vieran de color grises.
-Te ves increible.- le dije sin pensarlo, pues queria tratar de hacerme la dificil y misteriosa, pero al verlo, me fue imposible.
-No si tu estas en la habitacion, sweetie*.- me dijo sonriendo, colgandose la corbata por un lado, dandose por vencido.
-Vamos ven, te voy a ayudar a ponertela.- le dije tratando de no sonrojarme por su comentario. Pero en eso me acorde de quienes me decian sweetie, antes, muchisimo tiempo antes de que decidiera venir a Nueva York, del "asunto innombrable" y de mi salida del mundo de mi papa y de ellos.
Mis tres mejores amigos, que habian insistido en decirme sweetie toda su vida pues cuando eramos pequeños me habia caido a un caldero de azucar en una fabrica a la que habiamos visitado.
Leonard, Anne-Lise y August.

Detuve a mis pensamientos en seco, pues si seguia pensando en ellos tres terminaria hecha un lago de lagrimas, y eso definitivamente no queria. Ademas habia logrado no pensar en ellos todo el tiempo desde mi llegada a Nueva York, y ahora el, Christopher, llegaba y sin darse cuenta me hacia abrir la puerta detras de la cual habia guardado el unico secreto que estaba segura, jamas le contaria a nadie. Ni siquiera a el mismo.

-¿Sabes poner corbatas?- me pregunto pues mi mano temblaba un poco. Me trate de tranquilizar, nadie sabia mi secreto aqui, por mas que Christopher me recordara a Leonard, no podia haber ninguna relacion entre ellos dos.
- Claro que se, me ofendes.- le dije forzando una sonrisa dulce en mi rostro.
-Muy bien, debes saber que yo fingi todo esto solo para que tuvieras las manos en mi cuello y ponerte aun mas incomoda.- me dijo riendose, y por un momento me recordo a como se reia Grace.
Me rei con el, y los pensamientos oscuros se fueron.
-Ya esta.- le dije cuando estuve segura de que la corbata se encontraba perfecta.
-Gracias.- me dijo sonriendo, mientras me rodeaba el cuello con sus brazos y se acercaba lentamente a mi oreja, yo me quede inmovil sin poder respirar siquiera, y me dijo muy bajito en la oreja, tan cerca que su aliento movio un poquito a mis aretes:
-Tu etiqueta esta afuera.- me dijo mientras me la arreglaba lentamente.
-¿Practicando para el baile?- grito Grace desde la puerta de cuarto, provocando que los dos saltaramos al mismo tiempo, asustados. Lo que obviamente causo al instante un ataque de risa de parte de Grace.
-My love, theres only you in my life, the only thing thats right...- djo cantando la cancion de endless love.
-Grace, siempre tienes que arruinar todo.- le dijo Christopher finjiendo enojo pero podia ver que se habia puesto rojo como yo.
-Ya es hora tortolos. Primero tenemos que salir, mezclarnos y luego va a comenzar el baile.- nos dijo mientras se ponia una bufanda beige encima de un vestido rojo. Camino hacia nosotros, y abrio la puerta de la entrada, que daba al jardin del lago donde todos mis compañeros paseaban a la luz del hermoso atardecer. Se veian tan hermoso.
Y aunque me daban ganas de solo disfrutar el momento, el atardecer me habia recordado algo...
Christopher no era el unico con secretos.
Annabeth- 3
Christopher- 1
Y aun cuando habia jurado jamas contarselo a nadie, sabia que llegaria un momento cuando le diria todo.

Preguntas

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Al escuchar el sonido del celular de Christopher trate de recordar todo lo que me habian enseñado de respetar la privacidad de los demas, pero por mas que pensaba en consejos y en dichos como: "La curiosidad mato el gato", mas ganas tenias de abrir la maleta y leer el mensaje.
Despues de mucho pensarlo decidi que esperaria a que Christopher me diera la ropa, y le pediria que se saliera y asi podria leer el mensaje.

Me sente en la orilla de la cama, tratando de parecer inocente y unos minutos despues Christopher entro por la puerta por la que habia salido con una blusa azul en sus manos.

- Grace no duerme aqui asi que vas a tener que resignarte con mi ropa.- me dijo mientras ponia el paquete de ropa en mis manos.
- Cualquier cosa es mejor que usar un vestido al ver una pelicula.- le dije sonriendo.
- Okay te voy a dejar sola un momento en lo que te arreglas, ¿Te parece?- me pregunto sonriendo mientras se acercaba a la puerta sonriendo.
- Okay ahorita los alcanzo.- le digo mientras el sale y despues cierra la puerta.
Me espero unos segundos hasta que escucho la musica de Warner Movies comenzar y las voces de Christopher y Grace.
Me levanto rapidamente y me acerco a la maleta, silenciosamente abro el cierre busco entre la ropa cuidadosamente, pero no pasan dos segundos cuando lo encuentro abajo de la primera blusa en la maleta. La pantalla esta prendida con un cuadro que dice: You have 1 New Message.
Abro la pantalla, pues es uno de esos celulares sidekick. Me meto en los mensajes y solo hay uno, el que le acaba de llegar. Esto se me hizo muy raro, pues al conocerlo en el bar tenia muchos amigos, seguro que tenia muchos contactos y mensajes, pero al buscarlos, el unico que encontre fue el de Grace, y el mensaje tambien provenia de ella. Sin pensarlo dos veces abri el mensaje para leerlo, decia algo asi:
Hermano me alegra que tu viaje a America te haya cambiado tanto, pero lo pienso bien y creo que no fue el pais sino la persona que conociste aqui, sabes que me refiero a Annabeth y cuando los veo juntos me siento feliz por ti porque nunca te vi tratar a una mujer asi en Londres, me acuerdo como tratabas a Giorgianna y me alegro de que decidieras ayudarle a nuestro papa en America. La verdad planeaba llegar y ver la casa hecha un desastre pero veo que estar lejos de nuestro padre y de Giorgianna te hizo mucho bien. Espero que no heches a perder lo tuyo con Annabeth, te quiero hermano y ya sabes tienes SIEMPRE una casa en Glaslow.
-Grace R. E.
Al terminar de leer el mensaje me quede idiotizada, tratando de pensar en como habia sido Christopher antes. El mensaje en vez de aclarar mis dudas habia creado mas preguntas...
¿Quien era Giorgianna y porque Christopher la trataba mal?
¿Porque habia viajado tanto?
¿La casa en la que estaba era en realidad de un amigo de Christopher o era de el?
¿En que negocios trabajaba el papa de Christopher?
¿Y porque diablos Graces firmaba con dos letras que no eran su apellido?
Y la ultima ¿Duncan era realmente el apellido de los dos?
Despues de estar un rato pensando en esto, guarde las cosas en su lugar y me puse la ropa que me habia traido Christopher, que eran un pants gris y una camiseta azul, sali de la habitacion descalza y vi que Christopher y Grace se reian de la pelicula.
Me sente a lado de Grace, lejos de Christopher y trate de poner atencion a lo que ellos dos se decian y a la pelicula, pero no pude.
Las preguntas seguian rondandome en la cabeza, y aunque queria saber las respuestas, no podia preguntarselo a Christopher pues pensaria mal de mi por leer sus mensajes y ademas el y yo no eramos nada, ni amigos, ni novios, nada.
Y asi desolada segui viendo la pelicula. Cuando comenzaron los creditos vi que Grace y Christopher se me quedaban viendo.
-¿Te comio la lengua el gato?.- dijo Grace riendose haciendo alusion a la pelicula que acababamos de ver: "Los Aristogatos"
-Hahaha, no, de hecho ya me tengo que ir.- les dije levantandome abruptamente, mientras trataba de alisarme el cabello.
-¿Y el baile?- me pregunto Christopher, pero yo sabia que de eso no estaba preocupado sino de que habia estado callada las dos horas de la pelicula, ignorandolos.
-Sera para otra vez Christopher, tengo una cosa que hacer a las siete y me tardo mucho en llegar a Nueva York.- dije inventando una excusa.
-Pero no te puedes ir asi vestida, ponte mi vestido y luego me lo regresas.- me dijo sonriendo Grace.
-No gracias, puedo decirle a mi papá que me mande uno.- les dije sonriendo pero por dentro estaba molesta porque tendria que pedirle un favor a mi papá.
-oh, okay.- me dijo Grace, desconcertada por mi cambio de actitud.
-¿Tendrian un celular que me presten?- les pregunte.
-Tengo uno en el jardin que tire para aventarme a la alberca y otro en mi maleta, ¿Cual quieres?- me pregunto Christopher.
-El de tu maleta esta bien.- le dije un poco nerviosa.
-Bien ahorita regreso.- me dijo con un tono de voz enojado. Se metio a su cuarto y yo me sente en el sofa.
-¿Que paso Annabeth?- me pregunto Grace procupada.
-Nada Grace, pero ¿enserio crees que voy a creer que esta casa es de un "amigo" de Christopher, cuando toda la casa esta llena de fotos de ustedes?- le pregunte haciendo las comillas con mis dedos.
-No puedo responderte eso, si mi hermano no te quiere decir algo es por una buena razon creemelo. Pero por ahora te puedo decir que esta casa es de un buen amigo de los dos.- me dijo sonriendo Grace mientras me daba unas palmaditas en la espalda.
-Okay.- le dije sin estar convencida completamente.
-Si le das una oportunidad, estoy segura de que al final el te va a contar todo, pero ahora apenas lo conoces, cuando el confie en ti completamente, el te dira todo, te lo aseguro.- me dijo sonriendo.
-Bueno.- le dije un poco mejor.
-Ahora, deberias ir al baile con el, pues si tu eres la Annabeth de la que todos los empleados estan hablando, mas te vale que te vean con una pareja.- me dijo haciendo una mueca.
-¿Que diablos dijo Penelope de mi?- dije enojada.
-Algo muy malo, que el solo hecho de venir sola solo lo confirma.- me dijo preocupada Grace.
-Okay, pero voy a ir al baile con Christopher solo porque me agrada no porque me convenga, ¿eh Grace?- le dije seria.
-¿Me ibas a utilizar Annabeth?- me dijo Christopher desde atras, causando que Grace muriera de risa.
-No deberias espiar las conversaciones de los demas.- le dije enfadada.
-Voy a pasar por alto que estas enfadada, estoy muy feliz de que vayas a acompañarme.- me dijo sonriendo angelicalmente
-Yo tambien.- le dije embobada.

Grace se levanto y me llevo al cuarto de Christopher con el vestido para arreglarnos.
Y mientras me arreglaba no pude evitar pensar en como habia cambiado tan rapidamente. De no creer en el amor, en las relaciones, en las novias acosadoras, en buscar a los hombres en vez de que ellos te busquen a ti, ahora yo era todo eso.
Habia pasado por alto sus secretos, una cosa que jamas habria permitido.
Habia cambiado por un hombre.

Invitaciones y Rarezas

Sali de la alberca y entramos a la casa. Como el aire estaba prendido comenze a temblar.
- Te tengo que buscar un vestido.- me dijo Grace sonriendo mientras se metia a una puerta junto a la sala.
Despues de unos minutos de silencio incomodo Christopher se aclaro la garganta.
-Siento mucho lo de mi hermana.- me dijo.
-No pasa nada, me cae bien, cuando no se esta burlando de mi.- le dije sonriendo pues ya se me habia pasado el enojo.
-Tengo una pregunta para ti, y se que va a sonar raro depues de todo lo que ha pasado, pero hay un baile al anochecer.- me dijo un poco nervioso mientras se revolvia el cabello.
-Esa no es una pregunta.- le dije sonriendo.
-¿Quieres que ponga de rodillas y todo?- me dijo sonriendo
-Pues si, despues de casi ahogarme, y pasar una humillacion publica de parte de tu hermana, creo que me merezco esto.-le dije en broma.
-En eso tienes razon Beth. Te debo una.- me dijo sonriendo y de repente se apoyo en la pared y se comenzo a poner de rodillas.
-¿Que haces? ¡Era una broma Christopher!- le dije un poco asustada pensando en lo que las demas personas pensarian si nos vieran asi.
-Annabeth Marie Jones ¿Te gustaria ir al baile de esta noche conmigo?- me dijo sonriendo mientras me daba la mano. Y a pesar de que estaba muerta de la pena, debo admitir que toda la situacion se sentia muy bien y justo cuando estaba por contestarle se abrio la puerta de la sala.

-Dios mio, los dejo dos minutos y ya le estas proponiendo matrimonio.- nos dijo Grace con una mano en la cintura mientras que con la otra sostenia la funda de un vestido.
-Claro que si, Christopher.- le dije sonriendo mientras me acercaba a Grace a ver el vestido.
-Si a mi proposicion o a la de Grace.- me dijo sonriendo.
-Por ahora solo a la tuya Christopher.- le dije sonriendo.- Y por cierto, mi segundo nombre no es Marie, no tengo segundo nombre.
-La inspiracion del momento.- me respondio Christopher sonriendo.
-Este es tu vestido.- me dijo Grace interrumpiendonos.
-Gracias Grace.- le dije antes de tomarlo.
-Hay que quedarnos en la casa hasta que anochezca. Va a ser mas divertido que ver a los jefes de tus jefes, ¿No lo crees Annabeth?- me dijo sonriendo Christoppher mientras se desenpolvaba los pantalones.
-Esta bien, ¿pero que haremos mientras?- le pregunte.
-No quiero saber lo que realmente piensas hermano.- le dijo Grace volviendo a reirse como loca.
-Muy graciosa Grace, de hecho iba a sugerir que jugaramos un juego o podemos ver una pelicula.- nos dijo a las dos sonriendo.
-La pelicula me parece bien pero vas a tener que prestarle ropa porque no creo que quiera ver una pelicula con un vestido, es incomodo, creanme lo he intentado.- nos dijo mientras se acercaba a la tv de plasma en la sala, despues la vi sacando varios DVD´s.
-Muy bien, ven vamos a mi cuarto.- me dijo Christopher señalandome una puerta a un lado de la sala.
-Dejen la puerta abierta no quiero mal entendidos.- nos grito Grace desde la sala.
-¡Si me dieran un dolar por cada vez que te entrometes Grace...!- le dijo en tono de amenaza.
-Me donarias todo el dinero por hacerte rico.- le dijo sonriendo.
Al llegar a la habitacion me abrio la puerta para dejarme pasar, y azoto la puerta, para que Grace se muriera de risa.
-Si quieres sientate en lo que yo te busco algo de ropa.- me dijo sonriendo, se dio la vuelta y abrio una puerta corrediza que despues cerro.
Lo espero unos minutos y como me aburri comenze a explorar el lugar, no habia fotos asi que no sabia como se veia el amigo de Christopher, solo habia fotos de Christopher y de Grace por todo el cuarto. Esto era demasiado sospechoso; me acerque a su maleta y engrapados en su manija estaban varias etiquetas con nombres de los paises en los que la maleta habia estado.
Habia nombres que conocia como Glaslow, Holanda, Paris, Singapur, Bangladesh, pero habia otros con nombres y letras tan extrañas que dudo encontraria en un mapa.
Definitivamente esto se volvia cada vez mas raro y justo cuando mi mente comenzaba a hacer conecciones, la maleta de Christopher comenzo a zumbar, era su celular, le habia llegado un mensaje.

Grace

Esta entrada va dedicada a Rommi* que me dio un premio hace unos dias, mientras le hago un premio, este es el regalo de agradecimiento, espero que te guste, con mucho cariño te lo doy y sigue escribiendo ese INCREIBLE blog que tienes enserio!!!


Sin pensar en las consecuencias, solte el aire que tenia en los pulmones. Trate de recordar como salir a la superficie pero por mas que movia las manos, no podia salir al cielo que veia encima de mi cabeza, algo me detenia, y el aire se me estaba acabando.
Estaba desesperada, y de repente senti un jalon, y vi la cara preocupada de Christopher.

-Dios mio, ¿Estas bien?- me pregunto.

-¡Quitamelo!- le dije desesperada.

-¿Que?- me pregunto mientras me sacudia para tratar de mantenerme en la superficie.

-El vestido, esta atorado en algo- le dije mientras trataba de ayudarlo pedaleando.

-Ah.. si, a ver, volteate.- me dijo obviamente incomodo. Me voltie y senti como rasgaba con cuidado mi vestido.

-Creo que se atoro con el ancla, Beth.- me dijo obviamente tratando de distraerme, pero le segui la corriente, pues ya que el susto habia pasado, esta era una situacion demasiado incomoda.

-¿Un ancla?- le pregunte.

-De un barco ingles, la compro mi amigo y la mando poner en la pared de la alberca. Si supieras nadar, podrias meterte bajo el agua y verla- me dijo obviamente enojado.

-¿Porque estas enojado?- le pregunte.

-Como que porque, por varias cosas Annabeth, ¿Porque no me dijiste que no sabias nadar?-me dijo molesto mientras seguia tratando de desanclar el vestido.

-No pense que me meterias a la alberca. Y ademas, si se nadar... en albercas poco profundas- le dije.

-Touche. Ya esta listo, espera aqui mientras voy por una toalla.- me dijo mientras salia de la alberca, y se dirigia a las puertas corredizas de la casa.

Mientras yo me acercaba a la orilla de la alberca, para sostenerme. Ahora que estaba sola y el susto habia pasado podia pensar en lo espantosamente ridicula y vergonzosa situacion en la que me habia metido.

No podia creer esto. No habiamos tenido nuestra primera cita y ya habia me habia quitado el vestido. Dios si comienzo a divagar, cuando el regrese no tardare en empezar a tartamudear.

Lo primero que tenia que hacer era ir a buscar a Marla a que me buscara algo que ponerme, o mejor aun, tenia que irme lo mas rapido posible, no podia estar aqui.

La puerta trasera se abrio y de la casa salio Christopher con una toalla azul y una muchacha mas joven que yo, que parecia que le estaba dando un ataque, pero realmente se estaba riendo a carcajadas.
Christopher parecia obviamente incomodo.

-Hola tu debes ser Annabeth.- y al parecer mi nombre le trajo otro ataque de risa.

-Podrias calmarte Grace, eres imposible.- le dijo Christopher mientras se agachaba a la alberca y me pasaba la toalla.

-Gracias.- le dije, gracias a dios todavia me quedaba el forro del vestido. Tome la toalla y me acerque cuidadosamente a las escaleras para salir.
Cuando pude salir por fin, Grace seguia muerta de la risa.

-Annabeth, esta es mi hermana Grace, tiene la mentalidad de una niña de dos años.- me dijo mientras volteaba a ver a su hermana con el ceño fruncido.

-¡Hey! No hay porque ser groceros, es solo que esta es la situacion mas graciosa que he visto, sin ofender Annabeth.- me dijo completamente roja pero mas calmada.

-No importa. Yo no sabia que Christopher tuviera una hermana.- le dije tratando de ser educada.

-¿Cual Christopher?- me pregunto seria.

-Tu hermano.- Le dije señalandolo.

-¿Mi her....? ahhh si, mi hermano.- me dijo obviamente confundida despues de voltear a ver a Christopher.

Esto era sin duda la situacion mas embarazosa en la que me habia metido en muchos años y sin embargo hay personas en nuestra vida que por mas apenados que estemos nos hacen sentir en casa, asi fue exactamente como NO me senti ese dia cuando conoci a Grace, pero lo que no sabia en ese entonces era en todo en lo que ella me ayudaria en los siguientes años.

La alberca

Caminaba yo hacia el puesto de bebidas, sintiendome completamente humillada por todos. Y estaba lamaentando haber ido cuando por fin llegue a la fila de las bebidas.
Desde donde estaba podia ver el interior de la casa donde se encontraban algunos hombres tomando cocteles, como si la vida solo fueran bocadillos y brunches en lugares como Italia. No los envidiaba pues yo habia vivido una vida parecida hasta que habia decidido hacer mi propio camino sin la ayuda de mi padre.

Empezaba a aburrirme de la fila, y a enojarme pues todas las miradas me seguian, cuando por fin llego mi turno en la fila, y debo decir que el bartender estaba muy bien, o talvez era yo, que me sentia sola.
El caso es que comenzaba a flirtear cuando oi su voz. Esa voz que creia que jamas volveria a oir. Y lo mas raro es que venia de atras de la casa a la que me tenian prohibido entrar.

¿Que si estaba imaginando su voz? Pero como dicen por ahi, la curiosidad mato el gato. Asi que deje las bebidas en la mesa y camine lentamente hacia la parte de atras.

Las personas que habian estado platicando en la casa se habian salido, pero aun podia oir su voz, hablando.
Cuando le di la vuelta a la casa completamente, pude ver una alberca muy grande con agua cristalina, varias mesas con sombrillas, unas camillas y a la entrada del bosque en la parte trasera estaba un muchacho hablando por celular.

-¿Christopher?- le pregunte sorprendida. Inmediatamente el colgo el telefono, asustado. Pero al verme sonrio.

-¿Que acaso me acosas, Beth?- me dijo sonriendo picaramente, levantando una ceja.
Talvez no me acuerde del vestido de coctel que traia esa tarde pero recuerdo muy bien lo que traia Christopher. Un pantalon caqui, una camiseta de color azul y un chaleco con tela de sueter de colores gris, beige, y negro. Todo su atuendo lo hacia parecer aun mas guapo a la luz del sol.

-No lo hago, de hecho te iba a preguntar que haces tu aqui.- le dije mientras me acercaba a donde estaba.

-Tengo amigos con influencias, que de hecho son dueños de esta casa.- me dijo mientras la señalaba y daba unos pasos hacia mi.

-Yo trabajo con algunos de los invitados de tu amigo. Vengo con una amiga para no aburrirme en esta fiesta tan...-me quede callada pensando en como describir esta fiesta que habia sido tan humillante para mi.

-Aburrida es como la describo yo.- me dijo riendose. De repente a mi se me ocurrio una idea, y antes de que cambiara de opinion la dije:

-Si es tan aburrida, ¿Porque no jugamos un juego?- le dije sonriendo.

-¿Estarias dispuesta a jugar contra alguien que apenas conoces?- me dijo sonriendo aun mas provocativamente, mientras se acercaba aun mas hacia mi. Yo en vez de contestar a su pregunta le dije:

-Te reto a meterte en la alberca.- le dije señalandola, pues no se habia ocurrido nada mejor.
El sonrio y volteo al cielo, pensando.

-Yo si me meteria, pero, ¿Lo harias tu?- me pregunto sonriendo,mientras caminaba hacia la alberca.

-Claro que si.- Yo era obvio que no me meteria, pero el no se iba a meter, estaba jugando seguro.

-Ok.- y asi de rapido, sin que yo pudiera hacer nada, tiro su celular lejos y se avento al agua con todo y ropa.

-¡Christopher!- le grite mientras corria a la alberca.

-Estoy bien, estoy bien.-me dijo mientras se secaba los ojos.

-Dios, pense que no lo harias.- le dije.

-Yo siempre cumplo mis promesas, ahora te falta nomas meterte tu.- me dijo sonriendo.

-Yo no puedo, mi vestido...-le dije mientras me lo arreglaba, nerviosa.

-Dios alguien viene, ayudame a salir, corre.- me dijo sacando una mano del agua. La tome, asustada y nerviosa. Y lo siguiente que supe fue que cai en el agua. En una alberca muy honda.

La verdad es que debi haberle mencionado que mi vestido no era la razon por la cual no queria meterme a la alberca, sino, que no sabia nadar.

El dia de campo

Bueno chicos blogueros, que no encontraron algo que ver en TV y dijeron: Ay que leer el blog de Mia, les voy a pedir una disculpa del tamaño del mundo  por no escribir en mas de un mes, pero este mes fue dificil por la escuela, mi laptop rota y el hecho de que me estoy cambiando de casa. Asi que para darles las gracias por no eliminarme y dejar de seguirme les dejo DOS ENTRADAS seguidas, asi es oyeron bien, DOS ENTRADAS, que espero no les aburran, y espero verlos la proxima semana pues aunque me voy de vacaciones hare lo posible para escribir una entrada nueva.
Otra cosa, cree un correo para que me escriban y para que me den sus sugerencias, para la historia, un lugar para hablar de cosas, de series, peliculas, obras de teatro, perros con pulgas, de la vieja que vive enfrente a tu casa, etc. De lo que quieran... el mail es este: yluegoloconoci@hotmail.com
si, ya se que el nombre es super imaginativo, pero que se le puede hacer?
Los quiero y espero que la entrada les guste.
MIA
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Como dije, pase toda la semana buscando a Christopher, pero el viernes me di por vencida, el viernes estaba desesperada. Le pedi a Marla, a Laura y a Carol, que me acompañaran a cazar chicos en los antros, para tener a alguien con quien salir el sabado en el dia de campo.

Ellas entusiasmadas aceptaron pues querian usar mi cardet, y les gustaba ir de cazeria.

Llegamos a un antro, al SunDance Club, vaya por Dios si todos estaban guapos. Trate con varios, sin sonar desesperada, pero las bebidas seguian llegando, y hubo un momento en que todos me parecian ingleses. En esas estaba, bailando y flirteando cuando me cai y me golpie en el brazo.

Lo ultimo que supe es que, el tipo con el que estaba, Gabriel creo, se rio de mi antes de tratar de atraparme.

Desperte a la mañana siguiente en mi casa, con dolor de cabeza y un pequeño moreton en el brazo. Dios mio, no era necesario ser adivina para saber que este dia de campo iba a ser el peor dia de mi vida.

Desayune un poco, tome un poco de cafe, hable un rato con Marla, y al final, me meti a bañar y a arreglarme.
Me peine, me maquille, lei unas revistas, me peine de nuevo, me pinte las uñas, elegi unos zapatos y al final me puse el vestido de coctel.

Salimos al mismo tiempo Marla y yo, se veia muy guapa en su vestido, no podia creer que no hubiera conseguido una pareja.

-Hey Anna, no se como decirte esto, pero en la fiesta de campo, voy a estar con otra persona, Michael de Contabilidad. Me acaba de llamar, no quiere estar solo, y pues te habria conseguido a alguien pero Penelope al parecer esparcio un rumor acerca de ti, del que yo no sabia nada por cierto, y en la oficina todos te van a ver mal.- me dijo mordiendose la uña del indice.
Yo obvio me quede callada, pues la furia que estaba desde ayer, cuando no podia encontrar una cita, no era nada comparada con la que sentia por la traicion de mi mejor amiga.

-Amiga no te molestes, ya ahorita estaba pensando que seria mejor plan salir de compras, ir a algun spa, y salir a comer. Yo obvio puedo salir con Michael otro dia, y asi nos evitaremos las humillaciones.- me dijo sonriendo honestamente mientras se levantaba para darme un abrazo.

-No Marla, no es necesario, es otra de las peleas con Penelope, seguro nadie lo va a creer de verdad. Ademas no puedes dejar esperando a Michael, y yo no puedo faltar pues los chismes solo aumentarian.- le dije sonriendo.

-Que linda amiga. Ya sabes que si necesitas que nos vayamos, tomamos el tren y regresamos a la ciudad.- me dijo sonriendo mientras me daba unas palmaditas en la espalda.

Despues de tomar nuestras bolsas y volver a checar nuestros vestidos, salimos a la calle y tomamos un taxi a la estacion del tren, para poder salir de la ciudad.
Salimos de SoHo, para adentrarnos a New Jersey. Nos dirigimos a Stony Point, donde ya se podian ver  los bosques.
Tomamos un taxi a 7 Lakes Drive, y Marla que habia nacido y crecido en New York, le dijo la direccion correcta a el taxista, yo lo unico que sabia era que ibamos al Lago Sebago, a una casa de una compañia de autos Europea, que era una de las compañias que nos pedian sloganes.

Despues de casi dos horas llegamos a la casa. Era blanca, grande y moderna, daba directamente a el lago, y habia varias motos estacionadas. Solo las personas importantes las podian usar, y solo despues de la comida y de la conferencia. Yo y Marla obvio ni lo habiamos pensado, incluso Penelope que tenia favores de la gente importante, no podia entrar en la casa ni usar los botes y las motos. Ella lo unico que podia hacer que nosotras no podiamos, era saludar a los jefes de las compañias, para poder obtener un asenso o un mejor trabajo.

Al llegar, la gente ya estaba comiendo botanas y tomando bebidas. Las mujeres coqueteaban con los hombres, los hombres hablaban de las motos y las gentes mayores hablaban de la compañia que dirigian. Pude identificar a algunos de mi oficina, todos notaron cuando llegamos y algunos se reian descaradamente.
Marla me apreto el brazo y me dijo:
-¿Quieres que nos vayamos?- me pregunto en voz baja. Yo levante la cabeza, sonrei y le dije:
-No, hay que quedarnos. Tu busca a Michael y yo voy por unas bebidas.-
Me separe de ella y me fui hacia el porche de la casa, donde servian las bebidas.
Me sentia tan humillada. No tenia pareja, estaba sola, mis compañeros se reian de mi, y estaba cien por ciento segura de que todo iba a terminar mal.

Ahora que veo todas mis preocupaciones ese dia pienso: "¿Porque me preocupe tanto, si todo iba a terminar tan bien?"

Penelope Harris

Ahora dejenme decir que mi enemistad hacia Penelope no fue culpa mia, ella lo hizo todo. Lo juro.

No quiero sonar como una niña de 5 años que le acaban de robar su muñeca pero realmente odio a Penelope Harris. Recuerdo que llegue al trabajo el primer dia, me presentaron a varios compañeros, hable con algunos, incluso hize planes con algunos para el fin de semana, pues realmente nunca fui antisocial ni nada por el estilo. Pero cuando el dia iba a acabar llego Penelope, no recuerdo que traia puesto exactamente pero debio haber sido muy a lo Kim Kardashian style. Todos la idolatraban o mas bien babeaban por ella, yo antes de formarme prejuicios, me acerque a que me la presentaran y a saludarla.

Ella, que estaba usando tacones del tamaño del Empire State Builiding, me vio hacia abajo y me dijo:

-Necesito un cafe moka, tres de leche, sin azucar, tamaño mediano y por favor, nada que no sea importado. Gracias Nadia*.- y solto una risita tan odiosa que estuve a punto de llamar al zoo porque una hiena se les habia escapado. Pero en vez de hacer esas cosas, me voltie, y me fui a sentar en mi escritorio a calmarme pues yo no me guardo nada, pero era el primer trabajo que obtenia sin que mi papa me ayudara.

Asi pasaron algunos meses, de traerle el cafe a gente, inventar esloganes tontos, etc. Hasta que un dia salio mi papa con una de sus novias que bien podian pasar como mis hermanas mayores en una de las paginas de periodico mas importantes de New York, page six*, decia algo asi:

"Que va a pensar la hija del magnate de la musica, Garreth Jones, deberia de darle tips a su padre sobre que hablar ahora que anda con Alicia Cho, pues las dos tienen la misma edad. Nuestro pesame a la autoestima de Annabeth Jones, trabajando diseñando esloganes en una compañia de mala muerte, mientras su padre es el unico que disfruta de todos los beneficios de su dinero."

Yo no me enoje claro, ya estaba acostumbrada a estas cosas, lo que me preocupo fue que alguien supiera que yo era la que era mencionada en la pagina.
Llegue al trabajo temprano y estaba en la computadora cuando llego Penelope hablando en voz alta:

-Oh Dios Mio, Annabeth, te has de sentir horrible ahora que el New York Post ha declarado a tu papá como un asalta cunas. ¿Como es que nunca nos habias mencionado que es un magnate de la música? No tienes porque avergonzarte, cielo.-

Dios mio, ese dia jure odio eterno a los cliches de chicas tontas que se visten bien y leen la page six esperando verse envueltas en unos de esos dramas algun dia.
Respire 3 veces, voltie a ver la reaccion de los demas, que obvio ya estaban dos checando google, y le dije a Penelope:

- Penelope no tengas celos de mi papa porque anda con Alicia Cho, se que mi papa algun dia te puede dar una cita con Lindsay Lohan, a como te vistes, es de tu tipo totalmente.- le dije sonriendo. Y por fin, encantada, vi como su cara se transformaba de una sonrisa de autosuficiencia a una de un frio odio mortal, seguro que esa respuesta no se la esperaba, y menos las risas de los demas en la oficina.

Desde entonces nuestras peleas de bajo perfil eran comunes, esperadas y totalmente normales en la oficina, asi que ya no nos decia nada Daniel, mi jefe.

Hacia mucho que ya no le respondia como le habia respondido aquella vez de lo del periodico, asi que estaba planendo encontrar a alguien muy guapo para que me acompañara y ella se tragara sus palabras.
De preferencia con acento ingles pues Penelope se moria por ellos, lastima que no sabia nada acerca de Christopher, pues el habria sido perfecto.

Lo busque en la seccion telefonica pero era casi obvio que no era de aqui, porque habia mencionado algo de un viaje en avion, sali toda la semana a diferentes antros a ver si me lo encontraba pero no lo encontre nunca y al final me di por vencida. Nunca lo iba a encontrar, y el fin de semana, el dia de campo, Penelope me iba a ganar, de nuevo.



*Nadia: forma de decir nadie.
*Page six: Pagina importante y famosa en Estados Unidos por sus chismes de la gente importante en la ciudad de Nueva York.

DISCULPA :/

Hola chicos, todos los que me siguen:
Debo pedirles una disculpa por no haber escrito una entrada desde hace tiempo, pero mi laptop no sirve y estoy en examenes :/ asi que ahorita (en un cyber por cierto) les prometo que escribire a mas tardar el viernes de esta semana.
Gracias por seguir alli, y por leer lo que escribo, es increible.
Los quiero
MIA

Trabajo

Como ya lo he dicho antes, todo lo que he contado proviene de diarios, escritos que yo misma creé para mi uso personal. Pero yo, siendo de una naturaleza creativa he tenido que agregar recuerdos, escritos y espectativas con la verdadera historia, creanme que no lo hago a proposito. Es solo que aun cuando lo que digo es 80% verdadero, el resto, como los detalles que no son importantes, solo los invento.
Sin embargo hay algo que recuerdo muy bien es mi trabajo de escritora de esloganes. Es comun, de hecho me ha pasado muchas veces, que cuando recordamos algo que no nos gusta, el recuerdo es nitido, todos los detalles con perfectamente recordados... pero al tratar de recordar como me senti aquella noche con Chritopher, ¡Vaya que es dificil!. Tengo los recuerdos demasiado vagos. No tengo Alzheimer, pero solo recuerdo partes de esa noche, no recuerdo haber bailado con el, sin embargo una amiga (Laura) recuerda habernos visto bailar en la pista.
Se preguntaran porque esta introduccion tan larga, y la unica razon es que justo ahora estoy a punto de escribir de algo que me desagrada, quizas a todo el mundo: El trabajo.
Lo recuerdo prfectamente. La apatía que sentia cada vez que llegaba a las puertas del edificio, la voz de mi jefe rogandome que le trajera un cafe de mocca. Las horas extras, las reuniones los fines de semana con gente que no me caia bien, etc.
Creo que la razon por la que lo odiaba tanto era porque mi sueño nunca habia sido ser escritora de esloganes, mi sueño, aquella idea que habia anhelado tanto por tantos años habia sido uno muy simple: Trabajar como bailarina profesional para La Royal Dancing Academy.
Habia visto un show con mi madre un dia antes de que ella se fuera, y habia sido hermoso.
Ese siempre habia sido mi sueño dorado, secreto. Y aun cuando no lo habia cumplido, aun tomaba clases en el centro educativo para adultos, todos los dias excepto los fines de semana.
Asi que ese dia, el lunes despues de ese fin de semana donde conoci a Christopher, llegue a mi trabajo aburrida como siempre. Estaba sentada en mi escritorio tratando de encontrar en mi imaginacion alguna buena frase para nuestra nueva campaña cuando se me acerco Penelope con una invitacion en la mano.
-Ay querida, ya llegaron las invitaciones para el dia de campo de la compañía. Le he dicho a John, el que las trajo, que solo te diera un pase, es obvio que nadie te va a acompañar, como siempre. No te preocupes, tu y tu amiga Marla pueden hacerse compañía la una a la otra, no que ser una solterona sea malo, yo no digo nada de eso, es en mi opinion, una forma valida de vida, no que yo tenga alguna experiencia con eso, no puedo mantenerme mas de dos dias sin pareja.- me dijo con una risilla caracteristica suya mientras se daba la vuelta a entregar otra invitacion.
Y como siempre no dije nada, me quede alli sentada con cara de pocos amigos, algunos habian visto nuestro altercado pero como era muy comun a nadie le importo, pero yo, yo recuerdo haber estado furiosa, hirviendo como una caldera.
Pero me lo guarde todo, compuse mi rostro y segui fingiendo que escribia en la computadora. A la hora de salida, es decir a las 2:00, Marla y yo fuimos a un restaurante de ensaladas como de costumbre. Hablamos de cosas sin importancia, pues no quise mencionar nada de lo sucedido con Penelope.
Regresamos al trabajo y salí por fin a las 8:00 PM. Penelope salio con uno de los modelos de la compañía y yo y Marla nos dirigimos a nuestro apartamento a lo que se veia como una noche nada prometedora.
Lo unico interesante al parecer seria mi clase de danza cultural a las 10:00 PM.

Por la Mañana

Era de esperarse, pero aun asi me sorprendio que a la mañana siguiente tenia una terrible jaqueca.

Podia escuchar desde mi habitacion los ruidos de alguien preparando el desayuno. Wow, solo de pensar en alguien preparando el desayuno me daba nauseas y por increiblemente que parezca, tambien un poco de hambre.
Dios, tambien podia escuchar mi cabeza palpitar, mis sienes me dolian y mi cabeza no podia concentrarse. Me trate de levantar pero era imposible estaba demasiado mareada.

-¡Buenos dias!- me dijo Marla mientras abria lentamente la puerta de mi habitacion, caminando de puntitas con una bandeja llena de comida.
Marla, mi mejor amiga, no se le notaba nada. No se veia enferma, de hecho se veia bastante bien.
-Marla, ¿Como le haces? ¿Porque no estas igual que yo?- le pregunte mientras me ponia la mano en la cabeza.
Ella se rio fuerte, y al ver mi reaccion trato de moderarse.
-Hermana, es solo la practica, lo de ayer fue solo el calentamiento de lo que podria haber sido un verdadero maratón. Pero no podia beber demasiado, porque tu amiga mia, habias atrapado algo. Te tenia que tener bien cuidada.- me dijo sonriendo mientras ponia la bandeja cerca de mi cama. Y como usualmente ocurria, no entendi nada de lo que dijo.
-Marla, no entendi eso ultimo.- le dije aun un poco molesta, mi cabeza me estaba matando.
-Que te vi coqueteando con ese chico, dios que sexy estaba, era como un Zeus sentado en medio de un club. ¡Y ese acento! Dios estaba a punto de comermelo.- me dijo emocionada mientras interpretaba cada palabra que decia. Y fingia que se desmayaba en el borde de mi cama mientras yo reia.
-Estas loca Marla. Asi que segun tu, lo que hiciste ayer fue protegerme, manteniendote casi sobria.- le respondi mientras me reia de nuevo a su cara de mala.
-Claro que si, y no estaba borracha, estaba bien.- me respondio sonriendo.- ¿Crees que parecemos menores de edad?- me pregunto cambiando completamente la conversacion, como usualmente lo hacia.
-No, ¿Porque?- le pregunte extrañada.
-Pues por lo de los guardias, es decir, tenemos veinti tantos años, y si parecemos mas jovenes... ¿Deberia ser eso bueno?- me pregunto pensando todo calculadoramente.
-Si, pero no creo que hayan pensado que eramos menores de edad, sino que no estabamos en la lista.- le respondi.
-Ok, entonces que bien que tu papá te haya mandado ese cardet. Si no no podriamos haber conocido a Mr Zeus.-me dijo mientras me daba una pequeña palmada en mi tobillo.
-Si, le tengo que mandar una carta de agradecimiento o algo.- le respondi mientras me levantaba de nuevo.
-Ok, ahora bañate, cambiate y ponte algo lindo pues vamos a salir de compras.- me dijo sonriendo mientras salia.
Hize todo lo que me dijo y luego desayune en mi cama, mientras pensaba en todo lo que habia sucedido ayer. Hacia mucho tiempo que no pensaba en un hombre, la ultima vez que habia salido con alguien habia sido hacia unos tres meses con alguien del trabajo llamado Gabriel. Ahora cada vez que lo veia en el trabajo, la tension podia con cortarse con un cuchillo de mantequilla.
Pero nunca lo habia tomado en serio, de hecho jamas habia pensado demasiado en los hombres. Ellos eran intercambiables, faciles de encontrar y de obtener.
Y finalmente llegue a la conclusion de que pensaba demasiado en Christopher Duncan solo porque era misterioso, porque era diferente a todos los hombres que habia conocido en mi vida. Y aunque no lo admitiera en aquel entonces, tenia tantas ganas de volvermelo a encontrar.
Despues de desayunar sali de mi cuarto con unos lentes oscuros pues la luz todavia me lastimaba, lave los trastes y me sente en el sofa para esperar a Marla.

Para que no se confundan Marla y yo eramos compañeras de habitacion, rommates. Habiamos adquirido un departamento que yo habia amado desde el momento en que lo habia visto.
EL edificio en el que vivia, habia sido antes unos almacenes gigantescos, pero su actual dueño lo habia convertido en unos departamentos de dos cuartos y dos baños con cocina, y sala etc. Nuestro departamento, el numero 810, era el ultimo departamento del ultimo piso y solo por eso era el unico con una terraza en el psio de arriba.
Lo amaba porque era de ladrillo rojo y las paredes tenian  colores calidos. Ademas como mi amiga Laura era diseñadora de interiores, nos habia ayudado a mi y a Marla ha decorar nuestro apartamento y el resultado habia sido increible.
Claro mi papá habia pagado casi todo, pues por mas que trabajara, mi trabajo como escritora de esloganes, no era el mejor del mundo.
Marla por fin salio de su cuarto y nos dirigimos al centro comercial mas cercano a comprar vestidos de cocktail pues nuestra compañia habia sido invitada a una comida en el campo junto con otras compañias para conocer a todos.
Entramos a varias tiendas y al final elegi uno de color azul y Marla uno de color verde.
Tratar de recordar como eran nuestros vestidos es muy dificil, solo se que me gustaron mucho.
Despues de eso comimos y fuimos a ver una pelicula, y regresamos en taxi al departamento para dormir temprano, pues al dia siguiente teniamos que ir a trabajar muy temprano.

El principio

Para poder llegar a recordar bien mi historia tuve que usar mis diarios personales. Donde desde que mi madre nos dejo a mi y a mi papá he escrito todo lo que he querido y me ha pasado.
Mi nombre es Annabeth, pero todos me dicen Anna. Pienso cambiarme el nombre a algo aun mas exótico como Andromeda o algo por el estilo.

Pero no todo se puede tener en la vida.
Lo aprendi cuando tenia 7 años y mi madre, llorando, entro a mi habitacion a decirme que ella no habia nacido para criar hijos, para vivir en un solo lugar por años, para ser un ama de casa; ella me dijo que era un espiritu libre. Y le crei.
Por mucho tiempo trate de no parecerme a ella para nada, pero al final, no puedes ir en contra de la genetica.
Yo amaba caminar en medio de las calles de la gran ciudad en la que vivia: Nueva York. Una de las ciudades "que nunca duermen".
Bueno los que inventaron es frase tienen mucha razon. Siempre hay algo que hacer, algo que ver y a alguien a quien conocer.
Asi fue exactamente como lo conoci.
Fue extraño, pero normal en una ciudad en Nueva York.
Recuerdo que yo iba caminando con varias amigas en la acera de una calle repleta de gente que buscaba un club nocturno al cual entrar.
Llegamos a uno de los mas famosos: Soho Pep Club. Un club con muchas luces, muy sofisticado, con bailarines, personas famosas en las salas VIP, cuartos con cortinas de seda coloridas que llegaban hasta el techo. Era genial, y nosotras habiamos encontrado la forma de entrar.
Mi papá era dueño de una importante disquera en Los Angeles y por fin habia conseguido su permiso (mandado por email) de usar su cardet, que era una tarjerta con su nombre firmado.
Llegamos a la puerta resguardada por dos guardias corpulentos y altos.
-Son menores de edad, no pueden entrar.- nos dijeron despues de que les dijimos nuestros nombres. Era claro que no les importaba nuestra edad sino que nuestros nombres no estaban en la lista que tenian en sus manos.
-Aqui esta, esto puede cambiar su opinion- dijo Marla, tomando el cardet de mis manos y dandosela al tipo de la derecha.
-Entren.- nos dijo irritado, mientras las 5 entrabamos emocionadas.
La primera vez que entras a un club nocturno, con permiso, con tus mejores amigas, a un club VIP.... es dificil describir la sensacion.
Es inimaginable.
Nos sentamos en una mesa privada, donde nos atendieron unos meseros muy guapos. Y despues de una cuantas bebidas nos sentamos con los muchachos que estaban en la mesa de a lado.
Tenian acento ingles y eran muy divertidos.
Pero habia algo extraño en ellos. Entre ellos habia un muchacho alto, bien formado, e increiblemente guapo. Cada vez que el se movia, todos los demas le vigilaban. Hubo una vez que se resbalo y cayo, todos los demas se levantaron rapidamente y ordenaron a la mesera por hielo, un kit de emergencias, medicina...
Fue muy extraño. Pero el se levanto riendo y diciendonos que era el viaje en avion lo que lo hacia tan torpe.
Aun asi los demas siguieron viendo todo lo que hacia.
Recuerdo eran las 3:00 am cuando me acerque a el.
-Hola.- le dije sonriendo.
-¿Tu nombre?- me pregunto petulante pero sonriendo.
-Annabeth. Usualmente se responde Hola.-le dije sonriendo.
-Yo no soy usual Beth.- me respondio riendo. Y asi continuamos hablando toda la noche. No hubo un segundo con algun silencio incomodo o aburrido. Era ingenioso, inteligente, divertido, misterioso...
No pude parar de hablar. Y aunque hablamos durante horas, en ningun momento supe un detalle personal de el, en cambio el aprendio mucho de mi.
Cuando lo note eran las 7:00 AM. Habia bailado, bebido, y conocido a un tipo increible. Habia sido la mejor noche de la historia.
Nos levantamos todos, y fue cuando recorde que no sabia su nombre.
-Por cierto, ¿Como te llamas?.- le pregunte se me quedo viendo, volteo con sus amigos y ellos asintieron levemente.
- Me llamo Christopher Duncan.- me dijo sonriendo- ¿Te suena conocido?
- Eh, no talvez a algun personaje de comics.- dije riendo.
-¿Heroe o Villano?- me pregunto un poco mas serio.
-Christopher es definitivamente heroe, pero Duncan es muy villano.- le dije despues de pensarlo.
-Eres muy honesta, me gusta eso.- me dijo sonriendo.
-A mi tambien me gustas.- le dije sin pensarlo. Mi mente estaba un poco lenta esa noche, y cuando me di cuenta, enrojeci. Acababa de decirle a un tipo que me gustaba del que acababa de saber su nombre y lo acababa de conocer. Eso no era nada como yo, a mi casi nunca me gustaban.
-Uy que pena.- dije mientras fingia que buscaba algo en mi bolso.
-A mi tambien me gustas.- me dijo sonriendo, pero cuando lo voltie a ver pude ver que a el tambien le daba pena.

Asi de rapido puede cambiar una vida, a menudo nos topamos con gente muy diversa, pero hay un momento, cuando conoces a alguien muy especial, que piensas que el destino tuvo algo que ver...
Sin embargo, habia aprendido atravez de los años que uno, no puede atribuirle nada al destino, segun yo nada estaba escrito...
Asi que esa noche eso no fue para nada mas que una coincidencia.
Porque si lo pensaba bien cuales eran las probabilidades de volver a verlo.
¿Una en un millon? y aun asi, todo cambio.

Introduccion

Ustedes saben como somos las mujeres. Desde niñas nuetro padres nos han asegurado que cuando seamos mayores, encontraremos a nuestro principe azul (que sera muy apuesto, galante y respetuoso) y nos casaremos con el para ser felices por siempre.
Yo nunca lo creí, yo odiaba las historias de Disney, y de niña en vez de disfrazarme de princesa me disfrazaba de hippie, de dark, de calbaza, pero nunca de cenicienta. Jamas.
Yo no creia en el amor a primera vista, ni en el matrimonio, ni en las relaciones que empezaban desde pequeños y terminaban casandose.
En resumen, yo nunca fui una romantica.
Y como me apegaba a mis creencias nunca crei enamorarme pues era algo que nunca busque, que nunca quise y que nunca entendi...
Luego lo conoci.