“To love is to risk not being loved in return. To hope is to risk pain. To try is to risk failure, but risk must be taken because the greatest hazard in life is to risk nothing.”

South Hampton

Me desperte a la mañana siguiente un poco desorientada. Me levante y me acerque al espejo que tenia a lado de mi cama.
Una Annabeth con los ojos rojos me devolvio la mirada.
En un dia corriente mis ojos se veian de un color azul grisaceo. Y mi piel que siempre parecia bronceada me hacia parecer una mujer que tenia antepasados alemanes y griegos pero por el momento estaba tan palida que parecia un mimo mal pintado.
Me meti al baño a darme una ducha caliente, me puse el shampoo y distingui el olor de lavandas.
Sonrei, a un cuando las lavandas me recordaban cosas feas, tambien me recordaban cosas buenas.

12 de Marzo del 2006

Llegue a la fiesta tarde. Ni siquiera me moleste en ir a la misa. La pequeña Cecile era catolica, y habia querido que oficiaran una misa para su boda.
El mar de las islas griegas se veia rojizo y anaranjado a estas horas de la tarde, en unos minutos el sol se pondria y el mar nos mostraria un hermoso atardecer.
Camine decidida, no habia tomado ni una gota de alcohol, busque por todas partes bajo los grandes toldos blancos que cubrian a los invitados en la orilla de la playa.
Encontre a Leonard y Cecile en la mesa principal. Enojada me acerque a ellos a pasos largos, cuando alguien me detuvo. August.

-¿Que estas haciendo?.- me pregunto en su acento griego.
-Saludo a los novios.- le respondi sarcasticamente.
-No hagas esto, no los ves, se aman. ¿Enserio quieres arruinar el mejor dia de su vida? ¿De tu mejor amigo?.- me pregunto mirandome a los ojos.
-No, no le puedo hacer eso.- le respondi enojada y desanimada. No porque realmente lo creyera sino porque August era para mi como Jesus habia sido para los judios, una guia que siempre me decia como hacer lo correcto.
No porque el fuera un santo sino porque el pensaba igual que yo, y cuando mi mente estaba demasiado nublada por mis sentimientos, el me sacaba de mis problemas.

-Ugh, odio el olor a lavandas.- le dije tratando de cambiar el tema, pues toda la fiesta esta cubierta de lavandas.
-Leonard las ama.- me respondio simplemente.
-Asco.- le dije fingiendo que vomitaba.
-¿Quien eres y que has hecho con Annabeth?- me pregunto horrorizado.
-¿Demasiado infantil?- le pregunte amargada.
-Hablando de infantilezas... mira Leonard contrato bailarinas de ballet. Justo lo que te gustaba hacer cuando eras pequeña.- me dijo señalandome con un dedo a unas bailarinas vestidas de blanco bailando en la playa.
Me quede embelesada. No podia apartar la vista de algo tan hermoso.
Eran seis bailarinas vestidas de blanco y en medio bailaba una con un vestido color lila, inmediatamente cuando ella estuvo en el puesto principal unos esparcidores soltaron un perfume de lavandas con freesia.
Fue en ese entonces cuando ame el olor y el color de las lavandas.
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Era a August a quien iba a ir a visitar en Nueva York. Habia recibido un año atras una carta de su padre que me decia que el se encontraba en South Hampton, en una casa de verano, despues del incidente del 13 de Marzo se habia hartado de viajar tanto y habia decidido quedarse en un solo lugar; y que mejor lugar hay para descansar que Hamptons Bays.

Me arregle concienzudamente, me maquille y me puse un lubricador en los ojos para que se vieran normales. Desayune rapidamente unas magadalenas, me limpie la boca y abri la puerta lentamente para no despertar a Marla. Pero el esfuerzo fue innecesario pues ella habia dejado una bufanda colgada en la puerta, lo que significaba que no se iba a despertar hasta tarde por la culpa de un chico.

Agradeci mi buena suerte y sali corriendo por un taxi. Llegue media hora despues a la central de trenes y tome el primero que saliera a Hamptons Bays, o al menos a un lugar cercano.
Despues de casi dos horas de viaje llegue a la ciudad, tome un taxi y unos minutos despues llegue a South Hampton y lo primero que pense fue que era de verdad lo que me habia dicho Leonard una vez:
"Cuando vas a South Hampton lo primero que piensas es: Esto parece una pelicula de desastres quirurgicos dirigida por Donatella."
Camine por las calles cercanas a la playa, buscando la calle que me llevaria a la casa de August.
Cuando por fin llegue a la casa numero 41, supe que habia llegado al lugar.
La casa de August tenía su sello personal griego. Su casa era completamente hecha de piedra, con muchos ventanales y un color azul marino en las paredes, un porche protegía la casa en los dos pisos con madera oscura.
Subi las escaleras y toque la puerta lentamente con los nudillos.
Se escucharon pasos en la casa, acercándose a la puerta.
Tome una gran bocanada de aire y la puerta se abrió súbitamente.
August se me quedo viendo en shock y enojado me dijo:
-¿Que demonios haces aqui?

Recuerdos

Llegue a mi casa completamente en piloto automatico. No estaba en shock, era imposible, habia hecho esa jugada miles de veces, habia besado a muchos chicos, habia ido a muchas citas. Era imposible que estuviera nerviosa. Era otra cosa completamente. Pero no podia de dejar de pensar en Christopher.
A pesar de que mi mente me decia que pensara en como resolver las cosas acerca de mi secreto con Marla.
Ella no lo debia descubrir, jamas.
Me acerque a la ventana a ver a la ciudad. Me gustaba hacer eso en Nueva York, a estas horas de la noche las torres de los grandes rascacielos estaban completamente iluminadas, creando un contraste con el cielo oscuro que era realmente asombroso.
Me quede embobada, olvidando completamente mis alrededores, sumergiendome sin querer, en recuerdos que eran mejor no recordar.

30 de Noviembre del 2004

Me tambalie en medio del pasillo y casi cai al suelo cuando dos manos fuertes me sujetaron por las costillas. Comenze a reirme histericamente, estaba de muy buen humor, o tal vez era el bourbon y el champgne combinados.

-�Donde estamos?- le pregunte a mi heroe.
-�Monte Carlo?- me respondio Leonard riendose, mientras me ayudaba a levantarme.
-�Es eso una pregunta o una respuesta?- le pregunte, y su cara de desconcierto hizo que estallara en una carcajada de nuevo.
- Talvez es Amsterdam. Lo unico que se es que el cuarto es el 105.- me respondio.
- �En eso es en lo unico que piensas?- le pregunte seductoramente.
- Solo pienso en ti, es demasiado cansado, pensar en una sola persona todo el tiempo. Casi no me deja pensar en esto.- me dijo besando mi cuello lentamente.
- Leonard, Anne Lise va a llegar en cualquier momento.- le dije volteando a todos lados, como si la fuera a ver en los alrededores. Pero estabamos solos.
- Bah! Que se duerma en el sofa.- me dijo besandome aun mas, recorriendo con sus dedos mi pelo.
-Okay.- le respondi sonriente.- Pero yo no voy a recibir su sermon ma�ana- le dije mientras corria hacia la habitacion, feliz de estar con alguien tan perfecto.
-�Con que pensabas abrir la puerta cari�o?- me pregunto Leonard mirandome profundamente con sus ojos grises. Me perdi en ellos, si es que se podia estar mas perdida, en aquellos ojos que recordaban a las tardes de lluvia en Paris.
-No lo pense.- le dije embobada. Que guapo estaba con ese sueter gris, y esos pantalones negros, olia tan bien, una colonia deliciosa.
-Claro que no swetie. No puedes ni pararte, se va a tener que posponer la noche.- me dijo sonriendo, mientras introducia la tarjeta del hotel en la puerta. La abrio y una vez adentro me cargo.
- �Que haces? Pense que se iba a posponer la noche.-le reproche sonando como una ni�a mimada. Llegamos a la habitacion y me acosto en la cama suavemente. Destendio la cama y me cubrio con las sabanas y las colchas. Toda la habitacion parecia sacada de una pelicula victoriana.
-Lo unico que haremos esta noche es dormir swetie .- me dijo sonriendo. Se inclino, me beso en la frente y se sento del otro lado de la cama matrimonial. Se quito los zapatos, los calcetines, el sueter, hasta quedar solamente en su camiseta blanca y sus pantalones negros. Se cobijo, apago la lampara y se recosto en su almohada.
-Te amo Annabeth, desde que eramos dos ni�os que jugaban a aventarse arena en Los Hamptons. Desde entonces.- me dijo sonriendo, besandome de nuevo.
-Yo tambien te amo Leonard.- le dije sonriendo, mientras veia como el cansancio le ganaba, y sus ojos grises se cerraban lentamente.
- Siempre te amare Leonard.- susurre cuando estuve segura de que el ya estaba dormido.
-Yo tambien swetie.- me respondio entre sue�os.

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27 de Febreo del 2008 (ACTUALIDAD)
No deberia estar pensando en eso. Era mi pasado, mi secreto.
De los tres amigos que habia tenido era Leonard en el que menos podia pensar, porque una vez que empezara a recordarlo, no iba a poder parar.
Lo habia nombrado hoy, a Marla, sin pensarlo.
Leonard habia sido el unico con el que habia estado enamorada. Despues y antes de el, el amor habia sido un concepto fantasioso y extra�o. Hasta ahora, con Christopher.
Mire mi reflejo en la ventana de mi habitacion.
Cuanto habia cambiado en tan poco tiempo.
Debia de dejar pensar en Leonard, y la unica manera era pensar en los momentos malos que habia pasado con el; doleria mucho pero por lo menos, pensaria en otra cosa.

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20 de Diciembre del 2005
Madrid, Espa�a
-Creo que deberiamos romper.- me dijo Leonard seriamente. La gente pasaba a mi lado, sin darse cuenta de que una crisis me estaba ocurriendo.
Lo mire sin entender, y cuando vi que sus manos tenian un poco de tierra, me enfureci.
-�Fuiste a verla otra vez verdad?-le dije tomandole las manos abruptamente, sacudiendolas enfurecida.
El no se asusto, me miraba preocupado.
-�Estuviste en el bar del hotel verdad?- me pregunto tomandome las manos que me temblaban del enojo.
-A ti que te importa.- le respondi aguantando las lagrimas.
Leonard suspiro y busco algo en su chaqueta. Saco una caja peque�a, para anillos.
Me la mostro con una mirada triste y me dijo:
-Esta era para ti, lo compre hace dos a�os cuando estuvimos en Sudafrica. Pero cuando estaba a punto de dartelo y hacerte la pregunta en lo unico que pensaba era en como extra�aba como eras antes de que tu madre se fuera, o lo mucho que extra�aba poder platicarte de todo lo que me pasaba. Fue cuando descubri que lo unico que queria era a mi amiga.- me dijo tocando mi brazo, hipnotizandome con esos ojos que siempre habia amado.- Trate, te lo juro. Han pasado dos a�os y aun no puedo amarte como quieres que te ame.
-�Por eso andas con esa maldita asquerosa?- le pregunte de nuevo iracunda.
-No le hables asi a Cecile.- me dijo severamente.
Lo observe tratando de calmarme. Fue entonces cuando identifique el olor que tanto me tenia molestando. No era la colonia que el usaba, era lavanda.
Recorde que el me habia dicho que el lugar perfecto para pedir matrimonio era en un campo de lavandas.
La sangre huyo de mi rostro. Le arrebate la caja y la abri, solo para ver que el anillo que debia estar alli, no estaba.
-�Le....le has pedido...?- le pregunte atragantandome con un nudo que se estaba formando en mi garganta.
Leonard asintio levemente, mientras me quitaba la caja lentamente. Mirandome compasivamente.
-La conoces de hace poco, me estas bromeando.- le respondi histerica, negando lo que tenia ante mis ojos.
-Te conozco a ti desde hace mucho y no te pude pedir matrimonio. Yo amo a Cecile. Desde el momento en que la conoci.- me dijo con la voz de un hombre perdidamente enamorado. Se guardo la caja en su chaqueta y se levanto.- Espero que puedas ir a la boda va a ser en Marzo, te digo luego cuando lo decidamos.
-No, no Leonard. No me hagas esto, hare lo posible. Porfavor.- le dije tomandole las manos histericamente, suplicandole.
- Te quiero Annabeth.- me respondio simplemente besandome la frente.
Camino hacia la calle sin mirar hacia atras.
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ACTUALIDAD

Comenze a llorar por una herida que pense que ya habia cerrado. No estaba enamorada de Leonard, lo habia superado. Pero el recuerdo de Marzo del 2006 me acechaba. Y solo habia una persona en Nueva York con la que podia hablar de ese recuerdo, pues el 13 de Marzo se acercaba y si queria que mi relacion con Christopher continuara, tenia que superar ese recuerdo tan lamentable.

La jugada

Algunas personas se me quedaron viendo, extrañadas.
Las ignore, tenia demasiado en la cabeza como para preocuparme en lo que pensaba la gente.
Busque entre la multitud, buscando a Marla.
La encontre justo a un lado del lago sola, tomando una bebida.
Corri hacia ella cuando escuche que alguien gritaba entre el ruido de las voces de los demas.

-¡Annabeth!- me encogi y camine mas rapido, reconocia esa voz perfectamente.

-Marla- dije en voz alta cuando estuve mas cerca.

-¿Annabeth? ¿Y ese vestido?- me dijo sorprendida.

-Necesito irme. Ahora.- le dije nerviosa, volteando continuamente sobre mi hombro para ver que no me habian encontrado aun.

-Calmate, ¿Que ha pasado?- me pregunto tranquilamente poniendo una de sus manos , pues la otra tenia un martini de manzana, sobre mis hombros, tratando de calmarme.

-Te lo explico en el departamento, pero ahora me tengo que ir.- le dije desesperada.

-No, estas demasiado preocupada...- me dijo viendome a los ojos, preocupada.

-Okay si tu no me vas a sacar, me ire yo.- le dije quitando su mano rapidamente. Me dirigi hacia la puerta de la entrada, corriendo.
Mientras corría busque en todas partes una señal de que Christopher me había encontrado, pero cuando lo encontré entre la multitud vi que estaba buscando cerca de la casa, lo que me daba suficiente tiempo para llegar a la entrada, subir a un taxi e irme a Nueva York lo mas rápido posible.

Sentí que alguien me jalaba la mano, asustada voltie, para ver que era solo Marla.

-Ya se que pasa, algo te recordó lo que te paso el 13 de Marzo.- me dijo preocupada.
Voltie a verla con cara de shock.

- ¿Como sabes de eso tu?- le pregunte atónita.

- Cada año el 13 de Marzo te encierras en tu cuarto a llorar y a hablar con un pariente que se que no es tu papa, lo se por la clave del numero, se ahora que es de Paris, pero nada mas, lo juro.- me dijo seriamente.

Yo no sabia que responderle. Jamas pensé que ella sabría de eso. Incluso la prisa de irme se había ido

- Oh dios mío. ¿Es ese Christopher?- me pregunto Marla olvidando por un segundo la seriedad del asunto.

-¿Ya me encontró?- le pregunte desdichada.
- Viene para acá.- me dijo voltiando hacia otro lado para disimular que estábamos hablando de el.

- Annabeth.- me dijo tratando de recuperar el aliento. Poniendo una mano en sus costillas.

- Christopher me tengo que ir, Marla me estaba diciendo que Laura, una amiga de nosotras se enfermo.- mentí, sin ver la reacción de Marla.

- ¿De que se enfermo?- me pregunto curioso.

-De... Una gripa... Eh... Influenza, si, le dio influenza.- le dije triunfante por haber podido acordarme de una enfermedad. Sin embargo por su cara de incredibilidad, sabia que no lo había engañado.

- Asi que eres de las que se escapan. Solo te mencione que habias leido un mensaje y huiste. Yo solo queria ver tu reaccion, y tu te fuiste corriendo. No me importa que leas mis mensajes, pero ese era de mi hermana.- me dijo, aun un poco asfixiado.

- Deberias molestarte, no somos nada tu y yo.- le dije suavemente, aceptando la realidad. Eso era algo que la antigua Annabeth diria, estoy segura.
Christoper me miro herido por un segundo y luego sonrio burlonamente.

-En eso tienes razon Beth.- me dijo sarcasticamente. Se voltio rapidamente y se fue caminando hacia la gente.

-Annabeth, ¿Enserio te vas a quedar alli parada?- me dijo Marla incredula detras de mi.

-No pero es que...- sabia muy bien que correr hacia el era solo una señal de que yo estaba desesperada. Asi que decidi hacer una jugada que no hacia desde hace mucho tiempo, una jugada que me habia enseñado Leonard, que funcionaba siempre.

Corri hacia el, que estaba justo en el jardin junto a la alberca, donde lo habia encontrado por primera vez.

-¡Christopher!- le grite sin aliento.

El voltio rapidamente, y antes de que reaccionara, me acerque, lo tome por el cuello para que estuviera a mi altura, y lo bese. El primero se quedo inmovil, pero despues de unos segundos me respondio entusiasticamente.

Me aparte rapidamente, sonrei y le dije.

-Te veo el viernes en Delmonicos a las 8, sunshine.- le guiñe el ojo y me fui rapidamente a la entrada donde me esperaba Marla con los ojos abiertos de par en par. Lo habia visto todo.

-¿Que fue eso?- me dijo atonita.

-La jugada de Leonard.- le dije con una sonrisa triste.

Queias de Baudoneon

Y una carcajada maliciosa interrumpio mis pensamientos. Una bien conocida carcajada.
Penelope.
Estaba junto a uno de los jefes juniors (personas que era dueñas de grandes empresas antes de los 30) y me volteaba a ver mientras los dos reian.
Mientras, Christopher hablaba con Grace y unos muchachos, era imposible que me incluyeran en la conversacion y parecia que estaba sola en la fiesta, con un vestido que no era mio.
No podia estar aqui, tenia que buscar la forma de no verme tan ridicula.
Busque a Marla por todas partes pero no la encontraba.

Estaba buscando detenidamente a Marla, asi que no note como Penelope se acercaba a mi lado con un monton de compañeros y gente que yo no conocia.

-Querida, si no te conociera, juraria que no invitas a NADIE porque eres demasiado ecologica. Y no quieres que gastemos tanto papel.- me dijo sonriendo mientras se reian levemente o tosian los demas.

Yo desesperada busque ayuda en Christopher pero el seguia hablando con sus amigos, Grace me sonrio, talvez pensando que estaba hablando con un monton de amigos. Ingenua.

-Tu papa no te puso atencion de niña y por eso te metes en cosas que no te importan... querida.- le dije sonriendo sarcasticamente, pero aunque ella se quedo paralizada por mi comentario, no me sentia segura aun.

-No proyectes tus problemas en mi querida, y no te enojes conmigo, yo solo platico contigo un rato, ya que no te vimos en toda la tarde desde que llegaste. ¿Fuiste a la farmacia por tu medicina?- me dijo mientras me ponia su mejor cara de inocencia y lastima.

-No pero si quieres puedo ir por tu Valium, oi que se te habian acabado.- le dije sonriendo lastimeramente.

-Ya basta de la platica sin sentido, solo venia a preguntarte donde estuviste toda la tarde, nos preocupamos todos, incluso Daniel.- me dijo curiosa pero altanera.
Despues de pensarlo por unos segundos, decidi decir la verdad.

-Estuve con unos amigos, Christopher y Grace.- les dije señalandolos. Ellos seguian en si platica sin darse cuenta de que alrededor de 15 personas los estaban viendo.

-¿Ah enserio? Los he visto por ahi, pero no parecen que son de otra compañia.- me dijo realmente curiosa de saber quienes eran.

-No son dueños de ninguna compañia, son los amigos de el dueño de la casa. Vimos una pelicula.- les dije inocentemente, sin esperarme para nada su reaccion.
Todos comenzaron a reirse a carcajadas.
-¿Tu en la casa Annabeth? Antes te creo que vas a ir al baile del anochecer.- me dijo muriendose de risa junto con los demas.

-Tambien voy a ir al baile.- les dije sin pensar en lo que decia, provocando otra ronda de carcajadas.

-Para que no te humilles mas nos vamos ya Annabeth.- me dijo Penelope mientras se daba la vuelta riendose con los demas. Algunos de es grupo se juntaron con otros, y en menos de 15 minutos todos sabian que habia dicho y como me habia puesto en mi lugar Penelope. Todos me veian, se reian e incluso decian cosas como:
"Es increible que su papa sea tan famoso y ella tan..." y cosas por el estilo. Yo estaba a punto de llorar.

Justo cuando iba a empezar a caminar a la salida los amigos de Christopher se despidieron, y Grace y Christopher caminaron hasta donde yo estaba. Ha! Ahora que ya nadie me miraba ellos me hablaban.
- Ya casi va a empezar el baile.- me dijo Grace sonriendo, mientras se daba la vuelta y se mezclaba rapidamente entre la multitud.

Christopher se puso a mi lado, pero retirado, sin decirme nada. Yo ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Ya queria que este dia se acabara, me sentia tan humillada.

-¿Que te pasa? ¿Porque tan callada?- me pregunto sonriendo.
-No es nada. ¿A que hora empieza el baile?- le dije señalando la pista que estaban poniendo en cerca del lago.
-En unos minutos. Hey, si realmente te incomodo lo de la etiqueta, no lo vuelvo a hacer.- me dijo mientras se pasaba la mano por la nuca, incomodo.
-No eres tu...- le dije tratando de enmendar mi comportamiento.
-¿Soy yo?- dijo terminando mi frase.
-No una compañera de el trabajo que me fastidia.- le dije buscandola con la mirada. La encontre cerca de una tarima de presentador.
-Es esa de alla.- le dije señalandola.
-¿La host?- me pregunto.
-¿Ella va a estar en el baile?- le pregunte fastidiada.
-No, solo va a decir unas palabras de agradecimiento y luego los musicos van a comenzar a tocar.- me dijo señalandome a un grupo de hombres que tenian violines, guitarras y teclados, y una mujer con un vestido rojo que tenia en la mano un microfono. Seguro ella era la cantante.
Penelope se puso atras de la tarima de presentador, se arreglo el pelo, me busco y me sonrio maliciosamente y se acerco al microfono.

-Buenas noches a todos, de parte del Conde Patrick Rumsfeld East, se les desea una gran noche, una hermosa velada y un gran baile. Y ahora para abrir el baile, el Sr. Christopher Duncan y su pareja.-
Todos comenzaron a buscar a Christopher, y algunos que lo conocian lo miraban directamente y comenzaban a aplaudir. Christopher se me acerco lentamente y me tomo de la mano.
-Ya es hora.- me dijo, sonando nervioso por primera vez.
Caminamos hasta el centro de la pista, y nos quedamos parados, mientras nos veiamos a los ojos, esperando a que comenzara la cancion.
Penelope al ver a mi pareja, camino furiosa hacia los musicos a decirles algo, me voltio a ver con cara de odio y me sonrio sarcasticamente. Y la entrada de la cancion Queias de Baudoneon comenzo. Esa era una cancion muy compleja de tango.
Y juro que estuve a punto de arrodillarme y dar gracias al cielo por las clases de danza que tanto amaba, pero no estaba segura de si Christopher sabria bailar el tango.
Di unos dos pasos y tome su mano izquierda, el enseguida me tomo por la cintura.
-¿Christopher sabes bailar tango?- le dije tratando de no mover los labios.
-Me enseñaron hace unos años, ¿Tu sabes?- me pregunto incredulo mientras movia un poco los pies.
-Si.- le respondi un poco ofendida. Y comenze a bailar, tratando de imaginar que estaba sola en un studio, y no en un lugar lleno de gente con la que trabajaba. Y mientras me dejaba llevar por el ritmo de la musica pude sentir que Christopher si sabia bailar tango.
Cuando termino la cancion todos los demas aplaudieron, la jugarreta de Penelope no le habia servido de nada.

-¿Ya estas mas calmada?- me pregunto acercandose a mi oido mientras una musica mas lenta comenzaba, y varias parejas comenzaban a bailar en la pista.
-Si estoy mucho mejor.- le dije sonriendo.
-Me debes un secreto.- me dijo viendome seriamente a los ojos.
-Y eso ¿Por que?- le pregunte extrañada.
-Porque tu sabes uno mio- me dijo con la voz baja.
-Yo no se nada de ti- le respondi un poco dolida.
-Entonces me puedes explicar porque mi celular dice que lei un mensaje de Grace cuando nunca lo habia leido.- me pregunto un poco enojado.
El color se dreno de mi rostro al saber que habia sido descubierta. Y sin pensarlo dos veces solte sus manos y corri a la entrada, pues sabia que no importaba cuanto me gustara, jamas podria decirle mi secreto. Decirlo en voz alta lo haria demasiado real.